Camino para Colombia

Colombia viene por mal camino desde hace años. Necesita construir un Estado que funcione, con oportunidades y futuro mejor para todos. En materia económica, el reto es abrir las mentes al mundo, competir y cooperar con personas y firmas de otros países. El esquema existente, con protecciones, solo permite crecer el ingreso a tasas exiguas. Abrir la economía logrará que los recursos escasos se usen bien, en tareas con buenas posibilidades de éxito.

Además se requieren reformas complementarias: laboral, para facilitar la creación de empleo con perspectivas de estabilidad y pensión, pues hoy la población informal es la mitad de la población vinculada a la economía, y eso es inaceptable; pensional, para no seguir con subsidios a los privilegiados y más bien alargar en forma gradual la vida laboral para asegurar la vejez adecuadamente financiada; ministerial, para reducir el número de carteras a no más de siete, que corresponde al de comisiones del senado y la cámara, y así lograr adecuada coordinación en todos los planos, con mecanismos de supervisión eficaces en cada frente; territorial, para establecer articulación adecuada entre regiones y gobierno central; tributaria para simplificar el Estatuto, hoy muy extenso y lleno de beneficios selectivos, y establecer reglas claras, sin privilegios ni ambigüedades. El propósito no es solo autosuficiencia. Todas las reformas deben engranar en forma adecuada para lograr resultados adecuados.

Disponer de los recursos necesarios para el desarrollo social exige impulsar el aprovechamiento del petróleo y el gas ahora, cuando tienen valor. Lo más importante no es lo económico: se debe analizar cómo deberían ser las instituciones públicas para que ayuden en vez de promover el desperdicio y la corrupción. Colombia nunca ha sido modelo de organización política ni de monopolio de la fuerza por el Estado. Hay que construir Estado efectivo, fundado en el respeto y la solidaridad. Es necesario revisar cómo se hacen las reglas y quién juzga. Ni legislador ni justicia son eficaces. Además designar a quien juzga si las reglas se cumplen no es tarea independiente de la política. Se debe pensar si el régimen presidencial es adecuado para esta época, y cómo debe ser el sistema de control para mitigar la corrupción: el existente la promueve.

Hay que proteger la economía de mercado y la viabilidad de los servicios de acueducto, alcantarillado, aseo, electricidad y gas, y el servicio de salud, y mejorar la regulación para aumentar eficiencia en todos los frentes. Especial mención merece la necesidad de respetar la independencia del Banco de la República. }

Quizá la tarea más importante es arreglar la educación pública preescolar, básica y media, para que las nuevas generaciones tengan perspectivas prósperas y las actuales preserven su valor laboral en el escenario dinámico actual, en el cual la tecnología y el comercio ofrecen oportunidades a quien persevera y amenazan a quien no tenga el propósito permanente de adquirir nuevas destrezas.

Cabe identificar asuntos cruciales para el progreso social: reducir la desigualdad entre regiones, bajar la tasa de homicidio a no más de un quinto de la actual y crecer la economía 8% por año de manera sostenida para aprovechar las capacidades de la población. Hay que enderezar el rumbo. El gobierno nacional tiene oportunidad histórica y responsabilidad colosal. Ojalá se dejara ayudar.