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El ingreso se contrajo por las medidas para mitigar el riesgo de covid. No es seguro el crecimiento en 2021. El gobierno tomó deuda para atender la emergencia y contrarrestar las consecuencias de las restricciones sanitarias. Por consiguiente, la relación entre deuda e ingreso está en serio deterioro. Las organizaciones multilaterales recomiendan gasto para contrarrestar los efectos de las medidas en el ingreso, pero la circunstancia fiscal de Colombia enfrentaría aumento significativo del costo de la deuda: el saldo total de deuda de la Nación será muy grande frente a la suma de los flujos de impuestos y otros ingresos futuros. Las circunstancias exigen acción simultánea en tres frentes: 1, políticas fiscales y monetarias consistentes con propósitos de crecimiento significativo apoyado en mayor productividad y mejor calidad de gasto público, sin desbordamiento del nivel general de precios, tarea difícil con herramientas limitadas; 2, impulso a subsectores con ventajas comparativas, identificados desde las regiones con compromiso de sector privado y autoridades locales, y sin incentivos tributarios; 3, movilización de recursos para apoyar la necesaria transición. La situación es compleja por el contexto: elecciones inminentes pueden motivar dilación.
Habrá negociaciones con banca multilateral y representantes de tenedores de bonos, pues dos años consecutivos de expectativas de desempeño incumplidas pueden poner en entredicho el servicio de la deuda contratada. Será preciso conseguir recursos para negociar con firmeza, y llevar a cabo reformas serias para que el gasto público contribuya al crecimiento sostenido en el mediano plazo y así atender la deuda reestructurada.
Es prioridad asegurar dineros para apoyar el cumplimiento de objetivos que permitan diferir la presión sobre las finanzas públicas hasta que las circunstancias de la economía mejoren como consecuencia de las reformas puestas en práctica. Hay que comprar tiempo. Sería acertado acoger las propuestas, coherentes aunque inusuales, del economista colombiano, exdirector de Crédito Público y hoy asesor de países Luis Álvaro Sánchez, desde Belgrado: tomar deuda de corto plazo (menos de siete años) para asegurar liquidez mientras dura la laxitud monetaria en el mundo con tasas baratas, hacer un fondo para financiar transformaciones con repatriación de capitales sin peaje fiscal, robustecer el fisco con aportes transitorios de los trabajadores oficiales, quienes tienen el privilegio de estabilidad segura en medio de la adversidad, y movilizar recursos con bonos verdes a través de un fondo con veeduría internacional.
El futuro depende de nuestra capacidad para robustecer y diversificar la base productiva de la economía, con un sector empresarial responsable y orientado al mundo. Se requiere imaginación en este mundo, desordenado por la debilidad de la institucionalidad global, que no fue capaz de derrotar al virus mediante el agotamiento resultante del aislamiento global oportuno, radical y simultáneo. Muchos países subdesarrollados enfrentarán el problema de deterioro financiero de lo público sin solución sencilla. Colombia tiene las condiciones necesarias para ordenarse mejor, de manera que haya crecimiento sostenido como fruto de asignación más eficiente de recursos. La dilación en las tareas necesarias perjudicará a las finanzas de la Nación y a la economía en general.