Analistas 05/04/2025

Enderezar el país

Gustavo Moreno Montalvo
Consultor independiente

Colombia no está bien. Está hoy peor en casi todo que en 2022, cuando comenzó el gobierno actual, pero las cosas antes estaban mal. La estabilidad macroeconómica y cierta mesura fiscal no bastan: 70% de sus habitantes es vulnerable o pobre, y las diferencias entre la población urbana y la rural son apabullantes. El país es uno de los más desiguales del mundo. Además, es muy violento: la tasa de homicidios es altísima y casi la mitad de los municipios, con dos tercios del territorio, está bajo control de grupos armados ilegales.

Hay elecciones programadas para Presidente y legislador en 2026. Esta columna ha planteado a los aspirantes una lista corta de temas para precisar en sus campañas: cómo conseguir el monopolio de la fuerza por el Estado en todo el territorio, reducir la pobreza y la desigualdad e impulsar el crecimiento rápido y sostenido de la economía, organizar los procesos administrativos, lograr legislador responsable y efectivo, justicia eficaz y controlar la corrupción, mejorar de verdad la calidad de la educación pública preescolar, básica y media para tener futuro, usar con inteligencia recursos energéticos y asegurar su disponibilidad para escenarios de mayor consumo sin efecto ambiental significativo, y cómo integrar el país al mundo.

Para todos estos asuntos caben diversas respuestas, ninguna con ventaja de certeza absoluta. Hay otros temas de importancia cuya circunstancia actual exige decisiones; así, los servicios de salud están al borde del colapso por la obstinación del gobierno, con costos sociales incalculables. Mención especial merecen el inadecuado ordenamiento de la administración para las relaciones entre gobierno central y regiones, y la absurda estructura de la cúpula administrativa, con 30 subalternos directos del presidente, lo que impide coordinación y seguimiento efectivos.

Cabe resaltar la importancia de promover conductas consistentes con el propósito de las instituciones públicas definido en la Carta: la construcción del Estado Social de Derecho, basado en el respeto y la solidaridad. La Constitución tiene muchos elementos que contradicen el objetivo, como ilustran unos ejemplos: las reglas para conformar partidos y movimientos políticos y para financiar campañas promueven la corrupción; el régimen presidencial desemboca en la subordinación del legislador a la administración y excesiva autoridad y responsabilidad en una persona; la autoridad de los alcaldes sobre la policía nacional es incompatible con la responsabilidad del presidente por la seguridad.

Defecto notable es la falta de sistema de control interno, atado al registro de transacciones; se asume que entes externos, independientes de la administración, con su propia agenda política, pueden asegurar que las transacciones sean consistentes con objetivos y restricciones, lo cual es iluso.

La ciudadanía merece mejor suerte. No solo se trata de atender necesidades individuales. Hay que construir comunidad. Es preciso aprender a convivir, lo cual requiere instituciones eficientes y cultivo de valores apropiados para la convivencia armónica.

Ojalá surgiera de estas reflexiones un grupo interesado en precisar propuestas en cada tópico, y la lista presentada no es exhaustiva. Este columnista, como muchos otros colombianos, tendría interés en aportar sus ideas y someterlas a debate con argumentos sólidos. Está en juego la patria.