Analistas 01/02/2025

Erradicar pobreza, reducir desigualdad

Gustavo Moreno Montalvo
Consultor independiente

Colombia es pobre y desigual. El ingreso por habitante es un tercio de los de Panamá, Chile y Uruguay. Uno de cada cinco habitantes es pobre y menos de un tercio es clase media o alta. Las diferencias entre regiones son enormes: el ingreso por habitante de Bogotá excede el promedio en 50%, en tanto que el de Chocó es un tercio y el de Nariño es 40% del promedio. Solo Brasil, cuyo ingreso es 50% mayor, es más desigual en Latinoamérica, la zona más desigual del mundo. El Estado suma un tercio del ingreso, entendido como la suma del consumo, la inversión y el gasto gubernamental, por lo cual es clave mejorar la calidad del gasto público, para que produzcan efectos positivos en el futuro.

Es propósito ético erradicar pobreza y reducir desigualdad en forma sostenible. Los aspirantes al solio de Bolívar en 2026 deben abordar el asunto con planes específicos: caben diferentes caminos, unos con más redistribución y menos crecimiento, otros con más foco en el crecimiento, y un tercer grupo, que conjugue con acierto crecimiento y mejoras en distribución del ingreso.

Es evidente la posibilidad de romper el círculo vicioso de crecimiento bajo mala distribución del ingreso, con aumento de la productividad en general, mayor actividad en el comercio internacional y, sobre todo, mayor eficacia en el Estado, partícipe clave en la economía, fuente de seguridades para vivir, trabajar, invertir, consumir y realizar potencial humano, y canal para la protección social.

Los programas para proteger a los estamentos más vulnerables de la sociedad deben ser eficientes y sostenibles. Esto requiere descentralización de planeación y gestión, controles efectivos para verificar que las transacciones atiendan objetivos y restricciones establecidos, e indicadores prácticos para evaluar el efecto social y económico de las decisiones. Caben diferentes apreciaciones sobre el óptimo grado de supervisión a destinatarios.

Reducir la pobreza puede desembocar en menos desigualdad. Las diferencias muy marcadas, como la de Colombia, inhiben el crecimiento económico: los estamentos de más bajo ingreso tienen mayor inclinación al consumo como proporción de aumentos de ingreso, y ese consumo genera ingreso adicional para otros actores de la economía, y mayor consumo de estos. Si el crecimiento es lento, las oportunidades para aumentar ingresos serán escasas; ello es obstáculo para el aumento del valor del trabajo, lo cual, a su vez, frena el incremento del consumo y el bienestar.

Arreglar el Estado para que cumpla su tarea como partícipe activo de la economía y agente redistribuidor es prioritario: aceleraría el crecimiento, traería oportunidades para todos y facilitaría la convivencia armónica. Las tareas de lo público se basan en reglas, a cargo del legislador: urge revisar el proceso para conformarlo, con el fin de mejorar su desempeño, lo cual hará más fácil eliminar pobreza y reducir desigualdad. Conviene también ordenar el gobierno central, para que sea eficaz, y establecer las regiones que permite la Constitución, para hacer descentralización efectiva y reducir diferencias entre departamentos.

Se habla de pagar la deuda social; lo más práctico es reducirla mediante inversión y gasto público que aumenten el ingreso, mejoren su distribución y atiendan nuevas tareas con acierto. Colombia necesita Estado que sí funcione. ¡A proponer, aspirantes!