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El gas natural es un combustible fósil de moderado impacto ambiental. Se encuentra en yacimientos independientes o asociado a depósitos de petróleo. Es casi todo metano, el compuesto orgánico más simple. Hoy se considera elemento esencial en la estrategia de la humanidad para hacer transición ordenada hacia energías más limpias. En la Costa Atlántica de Colombia se usa como energético para cocinar y calentar agua desde hace medio siglo, cuando entró en producción el pozo de Chuchupa, en Guajira, y Promigas construyó el primer gasoducto.
La baja pluviosidad de 1992, que redujo la capacidad efectiva de generación hidráulica, y el deficiente estado del respaldo térmico existente entonces, desembocaron en racionamiento del servicio de electricidad, y motivaron la revisión general de políticas públicas en materia de gas natural. La ley 142 de servicios públicos y 143 eléctrica fueron muy importantes en el proceso. Se impulsó la construcción de térmicas a gas, como respaldo firme para el sistema eléctrico, y la construcción del gasoducto central, y líneas para alimentar a Medellín y a Cali. Importantes depósitos asociados a los pozos de petróleo en Casanare facilitaron el suministro al sur de Barrancabermeja; se procedió a construir el gasoducto de Cusiana a Porvenir.
Chuchupa está en declive marcado. Los hallazgos desde Cusiana no habían sido de gran importancia hasta el anuncio en 2022 de otro depósito en el mar, cerca de la Guajira, que atendería buena parte de las necesidades durante muchos años. Pese a que el depósito, Uchuva, queda a más de 30 Km de la costa, un juez encontró perturbación a los territorios ancestrales de una comunidad Wayúu, y el desarrollo se detuvo en forma transitoria. Ojalá no haya nuevos obstáculos para que el país disponga de gas a costos menores que el precio del importado. Sin embargo, en ningún caso este yacimiento estará en producción en menos de 5 años, lo cual apunta a incertidumbre en suministro mientras ello ocurre. En 2025 se hará cuarto intento para adjudicar el proyecto de planta regasificadora en Buenaventura; necesario lograr éxito en este intento.
Preocupa el rechazo del gobierno nacional actual a todos los fósiles, sin considerar las consecuencias; solo ha habido declaraciones entusiastas de integración con Venezuela mediante la compra de gas, muy costosa: requeriría inversiones enormes en la rehabilitación de refinería en Maracaibo y del gasoducto desde Maracaibo, que sirvió hace muchos años para transportar gas vendido en el pasado al vecino país, que este no pagó.
Las reparaciones en la planta de regasificación en la Costa Atlántica pueden mitigar los problemas derivados del bajo nivel de los embalses, pero no será suficiente.
Se han dilatado decisiones administrativas de importancia. Las probabilidades de racionamiento de gas para generación eléctrica y consumo doméstico son apreciables. Preocupa la falta de coherencia en la gestión institucional del sector energético: Ecopetrol declina, la Comisión de Regulación de Energía y Gas no se conforma como se debería ni se respeta su autonomía, y prevalece la retórica ideológica por encima del interés general.
El gas natural es muy importante para la vida cotidiana de los colombianos. Se debe revisar con rigor la situación para evitar los posibles perjuicios de la inadecuada gestión. De lo contrario, las probabilidades de desastre son elevadas.