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La Asamblea de Accionistas en sesión ordinaria al terminar cada período, que suele ser anual, aunque en algunos casos es semestral, designa al auditor externo para el siguiente período. Su tarea principal es verificar la razonabilidad de las cifras presentadas por la Junta Directiva y la administración de la sociedad a la Asamblea, pero también debe revisar la razonabilidad de los mecanismos de control de la sociedad y la probabilidad de permanencia del negocio en marcha.
La adecuada ejecución de la tarea del Auditor Externo protege los intereses de accionistas minoritarios sin acceso a la Junta Directiva, pero los beneficios de su trabajo se extienden a todos los vinculados a la sociedad cuya revisión lleva a cabo. Debe presentar a la siguiente Asamblea Ordinaria la síntesis de su tarea y sus hallazgos, y hacer las salvedades procedentes sobre la información presentada por la administración, si las hay.
La responsabilidad requiere que las firmas ejecutoras sean sociedades comerciales de responsabilidad limitada con socios vinculados al negocio, que comparten riesgos y rendimientos, y contratan otros profesionales para la ejecución de la tarea, bajo su supervisión. La tarea requiere conocimiento de normas contables, americanas (Usgaap) o internacionales (Ifrs) según el caso, reglas establecidas de auditoría (SAS), capacidad técnica para revisar los registros contables del cliente y entendimiento de sus negocios, y profesionales con entrenamiento para ejecutar tareas complejas en tiempo limitado.
Elemento clave es evaluar el ambiente de control, reflejo de la calidad ética y profesional de la administración de la auditada. El Auditor Externo debe preservar su independencia, pero debe trabajar de manera concertada con el Comité de Auditoría conformado por miembros de la Junta Directiva, que supervisa la auditoría interna. Conviene cambiar Auditor Externo cada cuatro o cinco años, para asegurar independencia.
Hace medio siglo había ocho grandes firmas de auditoría internacionales. En esa época comenzaron a ofrecer servicios de consultoría, con separación de personas e información; esta diversificación es discutible. Desde entonces ha habido consolidación para capturar economías de escala y poder prestar servicios a un cliente en todo el globo. Hoy solo hay cuatro grandes firmas.
La profesión ha tenido escándalos de impacto mundial en décadas recientes: durante varios años el Auditor Externo de Enron, A. Andersen & Co., no divulgó que la deuda real era mucho mayor que la presentada; el socio a cargo incluso participó en la destrucción de documentos comprometedores. Cuando la verdadera situación financiera de Enron se conoció en ámbito público la pérdida de reputación de A. A. conllevó su liquidación.
La crisis del sistema financiero de los países desarrollados, que desembocó en la Gran Recesión entre 2007 y 2009, puso en entredicho la integridad de las grandes firmas de auditoría: los Auditores Externos de entidades financieras que compraban instrumentos de titularización de paquetes de deuda hipotecaria con garantías insuficientes no hicieron salvedades. No hubo sanción para los auditores, pero sí perjuicios para depositarios y accionistas de bancos y aseguradoras, y para las finanzas públicas del mundo: fue preciso comprometer recursos importantes en salvamentos.
La auditoría externa es clave para confiar en el capital; tiene enorme responsabilidad social…