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Analistas 18/05/2024

La gran decisión hoy

Gustavo Moreno Montalvo
Consultor independiente

La gran decisión no es votar a favor o en contra del grupo Pacto Histórico en 2026. El dilema de Colombia es despegar o hundirse. Por supuesto, el devenir de las instituciones políticas es muy relevante, porque su evidente ineficacia ha aumentado con la administración actual, pero arreglar lo público solo es uno de varios elementos por abordar para transformar el país.

El derrotero debe partir del examen de fortalezas y debilidades para participar en forma provechosa en el escenario mundial, y las oportunidades y riesgos que ese escenario presenta para el país. A partir de esa identificación se deben especificar estrategias, con el objetivo de lograr prosperidad en tiempo corto, con sujeción a normas éticas y legales.

El país se enfocó hacia la sustitución de importaciones desde la posguerra hasta la crisis de la deuda latinoamericana de los años 80 del siglo pasado; mientras tanto, la población se convirtió en urbana y derrotó el analfabetismo. En las últimas tres décadas ha habido conciencia de que se necesita diversificar la canasta exportadora, pero lo único importante que se ha hecho en esta materia ha sido la conversión en exportador de petróleo hace dos décadas, sin ser país petrolero: el país había dependido del café durante más de un siglo desde finales como fuente de divisas y nunca fue muy competitivo en exportación de manufactura con gran participación de mano de obra. Hoy, pese a la reducción de protecciones arancelarias, el comercio internacional del país es muy modesto para el tamaño de su población y su economía; hay multitud de protecciones no arancelarias, que impiden la libre importación, con argumentos poco conducentes a la eficiente asignación de recursos. Los precios de productos primarios, incluidos el petróleo y el café, son volátiles, lo cual hace incierta la perspectiva de la economía. La paradoja es que la estabilidad se construye con diversidad, y la diversificación requiere estabilidad como premisa para facilitar la inversión. Romper el círculo requiere diseñar una transición, con reglas sencillas y sin excepciones en materia de impuestos, y orientadas a facilitar la formalización en materia laboral.

El análisis del contexto mundial lleva a entender que las tecnologías contemporáneas obligan a automatizar las cadenas productivas; en consecuencia, para mitigar los riesgos de fracturas sociales por deterioro del valor del trabajo será necesaria educación continua con orientación vocacional, con el fin de enriquecer las destrezas en diversas actividades de servicio, con productividad creciente, para participar en las oportunidades que ofrezca la economía global. Así las cosas, el sistema educativo público debe ser bueno y no pésimo, como es hoy.

El Estado debe ejercer el monopolio de la fuerza y las instituciones públicas se deben ordenar con sujeción a las reglas de diseño organizacional. Se debe preservar el espacio para la decisión libre de cada quién, pero con entendimiento claro de lo que ello significa para los demás y para la sociedad como un todo. Es preciso tomar como punto de partida lo que existe, y llevar a cabo un gran ejercicio de persuasión: la retórica confrontativa no construye. Ejecutar las tareas necesarias exige esfuerzo y disciplina, pero también imaginación, sensibilidad y espacio para el disenso, fuente de innovación. En síntesis, hay un país por construir. Hacerlo o no hacerlo es el dilema hoy.

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