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Analistas 10/08/2024

La Regla Fiscal

Gustavo Moreno Montalvo
Consultor independiente

La capacidad de exacción del Estado depende, en esencia, de los ingresos de sus ciudadanos y los rendimientos de sus activos productivos. Los ingresos del fisco se pueden complementar con recursos de crédito, en la proporción adecuada. El indicador clásico de capacidad de endeudamiento de los gobiernos es la relación entre la deuda pública existente al terminar el año y el producto interno bruto del país. Se teme que si esa relación excede cierto valor, la economía de un país haría crisis por el excesivo peso del servicio de la deuda. De allí surge la denominada regla fiscal, mecanismo para el control del gasto público desmedido adoptado por Colombia y muchos otros países.

El nivel de deuda tolerable depende en primer lugar de las perspectivas económicas del país. Para emitir juicios se requiere, por consiguiente, estudiar las fuentes del crecimiento probable, mitigar riesgos que puedan impedir el cumplimiento de los pronósticos, y lograr eficacia de la gestión pública y privada. Las economías más maduras tienden a ser menos volátiles que las de países no desarrollados, por lo cual pueden sostener más deuda, pero con mesura, ojalá con propósitos de coyuntura. El estado es canal para recursos que suman 30% del PIB o más en casi todos los países: el uso acertado de esos recursos en el presente es decisivo para el futuro y la desmesura en el gasto es problemática.

Se anota que Latinoamérica tiene mucho potencial para crecer, pues su transformación en sociedades urbanas, con capacidad universal para leer y escribir y valores modernos, no se han reflejado en el nivel de ingreso esperado. Enfrenta limitada visión de sus élites en lo público y lo privado frente al mundo, y la calidad de su educación pública es deficiente. Sería lógico arreglar instituciones y abordar las exportaciones como detonador en una primera fase, y hacia adelante mayor demanda interna por el crecimiento del valor real del trabajo, por el crecimiento inicial y la mayor productividad. La relación entre deuda y PIB podría mejorar, y el nivel tolerable de endeudamiento podría aumentar porque el mayor valor agregado reduce la volatilidad de precios de productos y servicios.

Hoy la deuda pública de países prósperos, como Japón, EE.UU., Italia, Bélgica y Canadá, al igual que la de China, de ingreso medio por habitante pero de gran población, es muy elevada: excede en todos estos casos el producto interno bruto del respectivo país, lo cual preocupa. Además, la existencia de casi 200 países con pretensión de soberanía es obstáculo para el crecimiento rápido y sostenido del conjunto, porque los linderos nacionales dificultan el libre flujo de bienes y servicios y, por ende, el uso eficiente de recursos escasos.

La deuda pública creciente es gravamen para futuras generaciones. No se puede justificar su aumento para atender subsidios desmedidos o propósitos armamentistas. Se requiere malla de protección social, pero la eficiencia en la gestión pública y crecimiento económico permitirá reducir la población vulnerable y atenderla con acierto.

El crecimiento de población y de consumo de diversas energías por habitante tendrán consecuencias adversas en el futuro, imposibles de anticipar con precisión. Superarlas exige audacia y método, con gestión acertada y sentido práctico, más que enredarse en indicadores. Sin procesos eficientes ninguna regla fiscal servirá.

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