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Analistas 12/11/2022

Población y recursos

Gustavo Moreno Montalvo
Consultor independiente

La población mundial ha crecido de manera sostenida desde el neolítico, cuando se hizo posible la acumulación de alimentos en cantidades significativas frente a las necesidades. Hace 20 siglos sumaba aproximadamente 200 millones, 800 millones al comenzar la revolución industrial hace 250 años y 1600 al comenzar la primera guerra mundial. En ese momento -1914- ya se había establecido el uso masivo de combustibles fósiles para transporte, generación de electricidad y calefacción urbana en invierno. El aumento en el siglo 20 fue dramático: hoy la humanidad suma alrededor de 8 mil millones de personas. El área disponible para siembra de plantas con propósito alimenticio ha aumentado, pero tiende a su límite. Había hambrunas masivas en muchas partes hasta la revolución verde iniciada hace seis décadas, impulsada por el trabajo de N. Burlaug, quien desarrolló variedades de gramíneas que conjugan alta productividad, adaptabilidad a diversas latitudes y resistencia a plagas.

Las tasas de crecimiento poblacional en casi todas partes han caído, pero la expectativa de vida en el siglo 20 se dobló, gracias a prácticas sanitarias y avances en medicina. La tasa de natalidad bruta sigue alta en África al sur del Sahara. Las herramientas para comunicación actuales reducen la mortalidad y alimentan expectativas de mejora en condiciones de vida de los países pobres, lo cual implicará mayor presión sobre recursos escasos. El dióxido de carbono producto de la combustión retiene el calor en la atmósfera terrestre y puede, por ende, ser fuente de cambios del clima en el mundo. Por ende, la lucha contra la pobreza mundial exige acertada combinación de estrategias para no desbordarse en el consumo de fósiles.

La población colombiana comenzó a crecer a tasas altísimas desde el fin de la guerra de los mil días (1902) y mantuvo las tendencias durante la posguerra. En 1950 excedía los 11 millones. En los setenta, fruto del proceso de transición poblacional del ámbito rural al urbano, comenzó la reducción sostenida de natalidad bruta en casi todo el país, con importante papel de la Fundación Profamilia. Se exceptúa la costa pacífica, donde hay aún alta natalidad bruta y pobreza abrumadora, pero también emigración hacia el interior motivada por falta de oportunidades y violencia desbordada. Colombia tiene hoy 50 millones de habitantes, de los cuales más de 2 millones provienen de Venezuela a raíz de la crisis económica de ese país.

Consume casi la mitad del petróleo producido; el resto es la mitad de sus exportaciones totales, sin ser país petrolero. Tiene elevada participación de generación eléctrica de fuente hidráulica, lo cual es conveniente para evitar emisión de gases de efecto invernadero, pero tiene serias ineficiencias en sistemas de transporte y en diseño urbano. Importa alrededor de 15 millones de toneladas de granos por año, que incluyen todo el trigo, la cebada y la soya, y la mitad del arroz; hay casi 5 millones de hectáreas en ganadería extensiva que podrían ser cultivadas, pero la inseguridad y, en general, la ausencia de Estado, inhiben su adecuada utilización. Podría, pues, tener mayor proporción de autonomía en materia alimentaria y exportaciones agroindustriales con políticas públicas acertadas. Hay mucho por hacer para mejorar el uso de recursos y, al tiempo, aumentar el ingreso y reducir la pobreza, sin imponerse restricciones asfixiantes.

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