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El International Institute for Management Development (IMD) publicó los resultados de 2019 del ranquin mundial de competitividad, que calcula anualmente. Colombia subió 6 puestos, al pasar de la casilla 58 en 2018 a la 52 en 2019 entre los 63 países estudiados. Este resultado cambia la tendencia a la baja que se observaba desde 2013.
Para la construcción del escalafón, el IMD evalúa 235 indicadores agrupados en cuatro categorías: desempeño económico, eficiencia del gobierno, eficiencia empresarial e infraestructura. El índice utiliza estadísticas económicas oficiales de los países y datos de una encuesta de opinión sobre la percepción empresarial del entorno de los negocios. Los datos ‘duros’ pesan dos tercios y los datos subjetivos, un tercio.
¿Por qué Colombia mejoró?
En las cuatro categorías, el país presentó una mejora frente a 2018. Eficiencia empresarial tuvo el mejor desempeño (47 de 63 países), con un ascenso de nueve puestos respecto a 2018. La segunda categoría fue desempeño económico (50 de 63 países), aunque solo avanzó un lugar. Tanto eficiencia del gobierno como infraestructura ascendieron dos puestos y llegaron al 56 entre los 63 países analizados.
Cada categoría del ranquin se compone de cinco subfactores. Los subfactores que más impulsaron el resultado fueron precios (de 27° a 10°), que se encuentra en desempeño económico y hace referencia al comportamiento de la inflación; mercado laboral (de 46° a 25°), del grupo de eficiencia empresarial, y política de impuestos (de 42° a 35°) en la categoría de eficiencia del gobierno.
Llama la atención el ascenso en el indicador del mercado laboral, si se tiene en cuenta que el desempleo ha estado en aumento durante el último año. Como este subfactor está en la categoría eficiencia empresarial, probablemente fue de un dato de percepción y no una estadística oficial.
De hecho, el avance de Colombia obedeció principalmente a una mejora en las cifras de la encuesta de opinión. Los datos duros solo tuvieron incidencia en el avance de un puesto de los seis que subió Colombia, según Rosario Córdoba, presidente del Consejo Privado de Competitividad.
De los 20 subfactores presentados, Colombia mejoró en 12, empeoró en cuatro y permaneció igual en los otros cuatro. Los factores en los que el país perdió competitividad están influenciados por políticas de gobierno: comercio internacional, inversión internacional, finanzas públicas y salud y medio ambiente. Los subfactores más preocupantes -con peor desempeño- son infraestructura social (61° de 63°), educación (59°), productividad y eficiencia (58°) e infraestructura científica (58°). Es decir, las políticas públicas no resuelven las áreas de competitividad en las que estamos peor. El IMD recomendó, por tanto, mejorar la inclusión social, reducir la desigualdad y promover la formalización.
¿Cómo explicar que el ascenso de Colombia fue el mayor de la región y el tercero del mundo? Esta mejora podría deberse, en parte, a que los resultados de los otros países empeoraron. De los siete países latinoamericanos analizados, Argentina, Chile y Perú bajaron de posición en 2019, mientras que México y Brasil avanzaron solo un lugar. Colombia pasó de ser el quinto a ser el tercero más competitivo de América Latina -superado solo por Chile y México- y el quinto más competitivo de América.
Como el IMD no ofrece el valor (cardinal) de los datos sino solo la posición, no se puede saber si un país mejoró o si el ascenso en el ranquin se debió a que los otros empeoraron. No obstante, si se compara el desempeño de Colombia con los cinco países que se encontraban justo por encima en 2018 -nuestra mayor competencia-, se observa que cuatro de estos bajaron de lugar (dos con fuertes caídas). Esto parece indicar que el ascenso de Colombia pudo verse influenciado por la peor competitividad de otros países.
Aun así, esta mejora relativa podría llegar a fortalecer la inversión extranjera, dado que el país será visto como uno más competitivo al ser el que más mejoró de la región. Sin embargo, no es claro el impacto que este ascenso en el ranking basado en percepción puede llegar a tener.
En conclusión, los resultados de la clasificación muestran un avance en la competitividad relativa de Colombia, aunque este se concentra en mejoras en la percepción de los empresarios. Las políticas públicas, por su parte, no parecen aportar a una mejora en competitividad sino, por el contrario, a su deterioro. Por la forma en que se presenta el ranquin, es difícil saber si en efecto somos más competitivos o si solo subimos de posición por un peor desempeño de los otros países.