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El 11 de marzo de 2011, a las 14:46 hora local de Japón, un terremoto de magnitud 9.0 desencadenó un desastre en la central nuclear de Fukushima, y además de las nefastas consecuencias ambientales, este incidente provocó una revaluación global del uso de la energía nuclear. En diciembre del mismo año, Alemania, en un proceso denominado “Energiewende” o transición energética, estableció el año 2023 como límite para cerrar todas sus plantas nucleares, reflejando una decisión tajante respecto a la suspensión del uso de esta energía.
Aunque la energía nuclear genera grandes temores en la población y puede ser políticamente impopular, varios sucesos geopolíticos y tecnológicos están llevando a los países a revaluar su uso: (i) el crecimiento en las proyecciones de demanda de energía eléctrica, impulsada por los centros de datos para servicios en la nube e inteligencia artificial, y la transición hacia vehículos eléctricos; (ii) la inestabilidad geopolítica en el suministro de petróleo y gas; (iii) la imperiosa necesidad de migrar hacia energías libres de carbón; (iv) recientes avances tecnológicos en la gestión de residuos nucleares y la seguridad de las plantas; y, (v) el desarrollo de pequeñas plantas nucleares que prometen ser más seguras y limpias, al respecto la oficina de energía nuclear del gobierno de EE.UU. indica: “La energía nuclear se está haciendo cada vez más pequeña… y eso está abriendo grandes oportunidades para la industria”.
Precisamente, en mayo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó la ley denominada “Aceleración del Despliegue de Energía Nuclear Avanzada y Versátil para Generar Energía Limpia”. Esta legislación moderniza y acelera los procedimientos de aprobación de licencias para nuevas centrales nucleares, y evidencia el interés estratégico de los EE.UU. en el desarrollo de la energía nuclear.
Recientes noticias destacan el respaldo que le están dando las grandes compañías tecnológicas a esta medida:
• El 20 de septiembre, Microsoft anunció un acuerdo para la reapertura para 2028 de la instalación de Three Mile Island, escenario del peor accidente nuclear en la historia de Estados Unidos, ocurrido en marzo de 1979.
• El 14 de octubre, Google anunció la firma del primer acuerdo corporativo mundial para adquirir energía de múltiples Reactores Modulares Pequeños (SMR) desarrollados por Kairos Power, empleando una avanzada tecnología de refrigeración con sal fundida y combustible cerámico para operar reactores a baja presión, simplificando y abaratando el diseño nuclear. La fase inicial del proyecto se centra en operar el primer SMR de Kairos para 2030.
• El 16 de octubre, Amazon anunció que firmó tres nuevos acuerdos para apoyar el desarrollo de proyectos de energía nuclear, incluida la construcción de varios nuevos SMR. Estos reactores, de menor tamaño físico, permitirán una construcción más cercana al lugar de consumo y se espera que entren en operación en 2030.
El uso de la energía nuclear parecía un imposible ético en los años posteriores a Fukushima, pero ahora se está convirtiendo en una fuente de energía aceptable, gracias a las mejoras tecnológicas y a una buena dosis de pragmatismo ante la necesidad de asegurar la independencia energética en un mundo geopolíticamente inestable.