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Hay un mantra ampliamente reconocido entre muchos emprendedores “Fake it till you make it” y reconocido por sus iniciales con el acrónimo de Fitymi, el cual podemos traducir al español como “Finge hasta que lo logres”, y el cual ha sido llevado a la práctica por múltiples startups con el fin de aparentar tener más experiencia, habilidades o recursos de los que realmente se tienen, con el objetivo de lograr impresionar a los inversionistas al momento de la obtención de capital de riesgo para fondear el desarrollo y crecimiento de los emprendimientos.
Muchas empresas han surgido a partir de una simple idea más una buena dosis de Fitymi, uno de los casos más renombrados es el de Paypal, Eric M. Jackson, exejecutivo de la compañía describió en su libro “Paypal Wars” como crearon múltiples cuentas falsas de usuarios en la plataforma de comercio electrónico eBay para simular mayor demanda: “El objetivo era engañar al sistema de eBay al crear una falsa impresión de que PayPal era mucho más popular de lo que era en realidad. Y funcionó.
La mayoría de los vendedores de eBay pensaron que una gran cantidad de compradores potenciales estaban eligiendo PayPal, y que si no aceptaban PayPal como método de pago, estaban perdiendo ventas”. Posteriormente el tiempo demostró que detrás de Paypal existía un gran servicio, convirtiéndose en el precursor de los pagos digitales en línea.
Por otro lado, también hay otras historias donde el fracaso llegó, e incluso acompañado de sentencias judiciales en contra de los fundadores de las empresas, uno de los casos más reconocidos es el de Theranos, compañía liderada por Elizabeth Holmes, una joven estudiante de Stanford, quien en 2004 presentó una tecnología revolucionaria para realizar más de 200 pruebas en sangre sin la necesidad de usar una jeringa, y rápidamente consiguió el respaldo de múltiples fondos de inversión y grandes personalidades, entre ellas Larry Ellison, expresidente de Oracle y el exsecretario de Estado norteamericano George Shultz, durante los siguientes años la compañía creció exponencialmente llegando a ser valorada en más de US$9.000 millones, y firmando un acuerdo por US$50 millones con la reconocida cadena de droguerías Walgreens para la masificación de pruebas de sangre con sus máquinas.
Esta burbuja se comienza a desinflar en 2015 cuando Jhon Carreyrou, periodista de The New York Times, describió cómo la tecnología de pruebas de sangre de Theranos no funcionaba como se había prometido y cómo la empresa había estado utilizando equipos de laboratorio convencionales para hacer la mayoría de las pruebas de sangre que ofrecía a sus clientes, en 2018 la empresa cerró, luego de una larga lucha por mantener oculto el fraude, y a finales de 2022 Holmes fue condenada a once años de prisión.
Pareciera que es complejo definir la línea delgada que separa la autoconfianza del fraude, pero esa frontera ética no es tan difusa como pareciera: el inversionista debe ser plenamente consciente de los límites entre lo que realmente existe y está validado, y lo que es el potencial del equipo de emprendedores y su idea de negocio.