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En 1961, en la planta de General Motors en New Jersey, se inauguró una nueva era con la entrada en operación de Unimate, el primer robot industrial del mundo. Su función principal era manipular y transportar piezas de metal candente en la fundición. Desde entonces, la robótica ha asumido distintos roles en la industria, reemplazando tareas humanas en lo que se denomina automatización.
Por ejemplo, en la industria automotriz, numerosos robots se encargan de soldar piezas en las líneas de montaje, una vez programados, realizan estas funciones con rapidez y precisión, sin necesidad de intervención humana.
Más recientemente, ha entrado al mercado una nueva variante, los robots colaborativos, denominados cobots, y cuya tarea es asistir y ayudar a los trabajadores en sus actividades, en lo que denominamos aumentación, un ejemplo, son los “exoesqueletos” estos dispositivos, que se asemejan a un esqueleto externo al cuerpo del trabajador, a diferencia de otros robots, no actúan de forma autónoma y potencian la fuerza del usuario, reduciendo su fatiga y minimizando el riesgo de lesiones al mover objetos pesados.
Según el último Reporte Mundial de la Robótica publicado en 2022 por la Federación Internacional de Robótica, hay 3,9 millones de robots industriales en operación globalmente. De estos, 1,5 millones están en China, y desafortunadamente el mercado sigue muy concentrado, 80% de nuevos robots se instala en cinco economías: China, EE.UU., Alemania, Corea y Japón, enfocándose principalmente en sectores como electrónica, automoción y metalurgia. Aunque en los usos industriales la instalación de cobots sigue siendo una fracción pequeña del total, menos del 10%, la presencia de los cobots está creciendo rápidamente en el sector de robots de servicio, en áreas tan diversas como logística, medicina, limpieza, vigilancia, hospitalidad y agricultura, entre otras.
En el ámbito Latinoamericano, en 2021, México experimentó un crecimiento de 60% en la introducción de nuevos robots industriales, impulsado por el “nearshoring” con los EE.UU., mientras en otros países latinoamericanos, exceptuando a Brasil, el uso de robots industriales aún es bajo, y desafortunadamente, aún se encuentran casos de empresas donde los robots están fuera de uso por que “nunca funcionó bien”, pero realmente lo que hay detrás de esto es la falta de estandarización de procesos que afecta el desempeño milimétrico del robot.
Más allá de los usos industriales, en Latinoamérica se está gestando una revolución de la robótica en el ámbito logístico. El auge del e-commerce y los ajustados tiempos de entrega de los pedidos ha impulsado a que muchos de los grandes retailers en Chile, Colombia, Perú y México incorporen cobots para agilizar la preparación de pedidos para el e-commerce.
En la actualidad, los robots industriales y de servicio ya no son un lujo reservado para grandes corporaciones, la irrupción de startups en la fabricación de robots ha democratizado el acceso a estas tecnologías, y al evaluar un proyecto de robotización o “cobotización”, se deben considerar beneficios más allá de reducir costos laborales, tales como aumentar la calidad y reducir los tiempos de llegada al mercado.