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¿Dónde está la oportunidad competitiva para nuestra empresa gracias al IoT (Internet de las cosas? Esta pregunta es frecuente en la dirección empresarial. La respuesta la podemos simplificar en la gran oportunidad de incentivar una cultura de “hackers”, que tanto hace falta para las empresas en su proceso de transformación digital.
En 1981, Richard Stallman se encontraba trabajando como desarrollador en el departamento de inteligencia artificial del MIT. Un día necesitó imprimir unos documentos en la impresora Xerox 9700 y los papeles se atascaron, ¡qué incomodidad!
El señor Stallman se comunicó con Xerox durante varias ocasiones para solicitar el código fuente de su sistema operativo para así desarrollar una nueva versión de este. Sin embargo, ante la negativa por parte del fabricante de otorgar su “propiedad intelectual”, Richard Stallman creó un movimiento llamado GNU que permitiera una estructura legal a una comunidad transparente, modificar, mejorar y optimizar una creación basada en software.
Por lo anterior, lo desarrollado podía ser modificado por “muchas personas inteligentes” y, por ende, avanzar hacia un mejor software. Gracias a GNU se abrió el portal de grandes innovaciones, basadas en código abierto, como Linux (sistema operativo de alto desempeño creado por Linus Torvalds, lanzado en 1991 y que hoy todos tenemos derecho a utilizar gracias a GNU y su modelo de código abierto), APACHE (movimiento social que patrocina el desarrollo de código abierto y cuyo aporte o beneficio al mundo del software o entorno web ha sido muy grande), HADOOP (producto del movimiento Apache y funciona como motor esencial para el avance y desarrollo de Big Data y de modelos de Inteligencia Artificial), Android (sistema operativo desarrollado por Google para Smartphone, basado en código abierto), entre muchos otros.
IoT representa un movimiento muy robusto para que las organizaciones puedan llevar a la innovación su cadena de valor productiva con tecnología propia, construida de forma abierta con la incorporación de sensores que transforman señales químicas, eléctricas, mecánicas, de temperatura, de presión, biológicas, entre otras, en datos digitales y actuadores que, a su vez, convierten datos digitales en alguna señal anterior.
Tanto sensores como actuadores permitirán que las cadenas productivas se puedan monitorear, mejorar, optimizar a través de cualquier maquinaria, aparato o dispositivo que las compongan, sin depender del fabricante sino a través de sus propios hackers, entendida esta figura como alguien muy curioso que logra descubrir elementos del sistema que el mismo creador no conocía o que incluso no se imaginaba qué podía hacer.
¿Por qué hoy es una gran oportunidad tener hackers?
Para responder esta pregunta se debe entender el modelo de densidad digital que hay detrás. La densidad digital es producto de un entorno con más datos y conexiones para todas las industrias. Estos datos vendrán de esquemas de IoT para desarrollar predicciones, anticipaciones o automatizaciones a los modelos productivos o, incluso, para el descubrimiento de nuevas interacciones de valor a los modelos de negocio.
Estas interacciones se desarrollarán por “hackers” que mejoren productos (con sensores en ellos), fortalezcan la agricultura (ej: predicciones de clima para las cosechas), optimicen el diagnóstico de salud (sensores en el cuerpo humano) o con ciudades inteligentes que fortalezcan los servicios públicos y en general, IoT para garantizar la sostenibilidad en cualquier industria.
Las empresas deben tener dinámicas activistas parecidas a las de Stallman para “hackear” sus sistemas y mejorarlos de forma constante. Es decir, gracias al movimiento de hardware abierto propuesto por el IoT, podemos mejorar la cadena de valor productiva para diseñar empresas con “versiones” mejoradas u optimizadas a los cambios constantes del entorno e impulsadas por hackers empresariales, que agreguen funcionalidades con mucho valor a sus clientes y a la sociedad.