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En el mundo empresarial de hoy, los empresarios y directivos deben afrontar más probabilidades de riesgos que antes no eran tan visibles por la enorme brecha digital que cada vez se cierra más. En el año 2000, un canal de comunicaciones de 2Mbps costaba US$20.000 mensuales; hoy un canal de 100 Mbps cuesta unos US$10 mensuales. Esta diferencia, que en solo 20 años ha aumentado la velocidad de conexión en 50 veces y disminuido los costos en 2.000 veces, explica el potencial digital para cada organización.
Tanta conexión digital genera riesgos y oportunidades. La mentalidad digital implica aprovechar este potencial de oportunidades con principios de transparencia, apertura, colaboración, ecosistemas, innovación, agilidad, personalización, anticipación y una serie de interacciones hacia la eficiencia, productividad y transformación. Sin embargo, no pueden desconocerse los riesgos en materia de seguridad, privacidad, fiabilidad de los datos, ruido empresarial excesivo, ecosistemas negativos, entre otros.
La Nist (Instituto nacional de estándares y tecnología) ha creado un modelo para gestionar de mejor manera estos riesgos potenciales, los cuales se pueden implementar con la “triada” que incluye a personas, procesos y tecnologías para desarrollar estrategias organizacionales que se pueden enmarcar bajo la premisa de una responsabilidad digital empresarial. Este modelo promueve las siguientes dimensiones:
Identificar: Esta fase corresponde a un diagnóstico correcto de las posibles fallas en la responsabilidad digital empresarial que afecte la reputación empresarial como ciber-vulnerabilidades, mal manejo de la información, afectación de los datos y otros riesgos propios de los modelos digitales.
Proteger: Toda empresa debe tomar acciones para protegerse y proteger a su ecosistema (aliados, clientes, proveedores, entre otros actores). Para ello, una estrategia de formulación de nuevas tecnologías u optimizar las existentes puede ser vital en esta protección.
Detectar: No solo deben prevenirse los riesgos sino que es necesario definir estrategias para su detección oportuna y su gestión si se materializan. La tecnología también es un apoyo importante en este proceso oportuno, en caso de que alguna vulnerabilidad digital afecte la reputación de la empresa.
Responder: Cada organización debe tener claro un protocolo de acción en caso de que el riesgo digital lo haya afectado. En este caso se debe tener claridad en la manera de comunicar lo ocurrido, el mensaje a realizar y su mitigación. Los modelos digitales deben incluir tecnologías que faciliten la respuesta a lo ocurrido.
Recuperar: No es suficiente dar respuesta a la vulnerabilidad. Se debe realizar acciones para recuperar en la medida de lo posible el estado inicial de la empresa y reconstruir los impactos hacía todo el posible ecosistema.
La tecnología ofrece oportunidades muy relevantes para los modelos de negocio de las empresas. La efectividad, optimización y transformación son posibles gracias el mundo digital. Pero no se puede desconocer que hay riesgos inherentes en los modelos digitales por uso excesivo de los datos. Un modelo como el propuesto por la Nist puede ser útil para mitigarlos bajo la tesis de una responsabilidad digital empresarial con una hoja de ruta transparente hacia la prevención y posterior recuperación de cualquier afectación a la reputación, por la exposición digital.