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La semana pasada se celebró en Cartagena, el muy reputado Congreso de Publicidad, llamado “+ Cartagena”. Nuevo nombre con el que se ha denominado la edición de este año, con cambios en la entidad organizadora del mismo. La realidad es que el “+” hace honor a lo que ha sucedido en estos días.
Efectivamente ha sido más que un congreso de publicidad porque se ha hablado tanto o más de data, inteligencia artificial, modelos predictivos, plataformas tecnológicas e ¡incluso de música!, que de publicidad y comunicación.
Extraordinaria, aguda y retadora la charla del tenor español José Manuel Zapata, donde dejó bien claro, entre otras cosas, que ninguna canción de Maluma se recordará en 20 años y sin duda que no le falta razón.
Comenzó el Presidente Duque hablando de su defensa de la “economía naranja”, como uno de los ejes de su política para los próximos años y dio muestras de que no es una farsa. Se nota que sabe lo que dice y quiere; un discurso bien estructurado y sin duda interiorizado desde hace tiempo.
A partir de ese momento, comenzaron las charlas llenas de acrónimos y palabras en inglés, que ya de por sí complicaban más lo que muchas de ellas querían transmitir. Muchos asistentes se podrían preguntar si se habían equivocado de foro, pero no. La publicidad se está “tecnificando y dateando” tanto… que parece otra disciplina.
No es que me parezca mal en absoluto, pero es que hasta hace muy poco la gran mayoría de las estrategias y campañas atendían a criterios demasiado subjetivos y rebatibles…si el cliente se atrevía a rebatir al creativo de turno.
Ahora entra en escena la data y con ella toda la tecnología necesaria para sacar el mayor partido y poder hacer recomendaciones más asertivas, efectivas y que ayuden a conseguir los objetivos de negocio y de comunicación, en este orden, de manera más sencilla.
Muchos de los ponentes “vendían” las plataformas con las que cuentan cómo las más avanzadas del mercado y que parecería que nuestra profesión va a ser controlada por robots, algoritmos y tecnología solo comprensible por ingenieros y matemáticos y que la emoción de las ideas, la manera de contarlas, su llegada a los consumidores…, es parte del pasado.
Tampoco es así ni mucho menos, pero es verdad que se está produciendo una gran quiebra en la manera de afrontar nuestro trabajo. Las nuevas generaciones y nosotros con ellas, si no queremos que esta ola nos arrolle y el mar nos engulla para no volver, debemos tener muy en cuenta todo de lo que se ha hablado durante estos tres días, pero sin olvidar la génesis de nuestro negocio.
Lo que me pregunto es si todo eso que nos cuenta o contamos, nos venden o vendemos, es una realidad hoy y más en nuestro mercado. Aquí es donde me entran las dudas, porque cuando entras a analizar en detalle alguna de esas plataformas te das cuenta que no son utilizables en Colombia tal y como nos las muestran: una cosa es el discurso teórico y otra muy diferente la realidad y es entonces cuando debemos ser realistas con nuestros clientes y no “sobrevender” algo que no está disponible porque de otra manera nuestra credibilidad quedará de nuevo puesta en duda y además dará pie a la “vieja guardia” a aferrarse a su manera “de siempre” de hacer las cosas.
Hay que ser honestos en el discurso: el que nos transmiten y el que transmitimos y tener equilibrio entre lo técnico y “lo humano”. De lo contrario, siempre nos quedará Bach y no Maluma.