Contratos transformarán sector eléctrico

De manera bastante generalizada, en los mercados eléctricos las transacciones de cantidades y precios mayoristas se realizan primordialmente a través de contratos que se acordaron tiempo atrás, considerando las expectativas de mediano plazo de los agentes. Además de estos, en la actualidad, usualmente se cuenta con mercados spot, que se utilizan para sortear diferencias instantáneas entre oferta y demanda. Así las cosas, los agentes actúan estratégicamente construyendo portafolios para fijar sus posiciones de compra y venta de electricidad. No obstante, esta lógica no opera en el sector eléctrico colombiano, y su diseño no solo ha demostrado ser deficiente, como lo señalaba el empresario Dr. Carlos Enrique Moreno en 2015*, sino que además es inadecuado para la transición eléctrica.

El Dr. Moreno proponía, en ese entonces, dos alternativas: mercados de contratos o subastas diarias basadas en costos de generación eléctrica. Esta última propuesta no es la indicada hoy, tanto, por la participación cada vez mayor de las renovables como por la presencia más activa de la demanda - principalmente, a través de la generación distribuida - que en el futuro tendrá aún mayor despliegue.

En el país, los altos precios de la electricidad han inducido bajos niveles de consumo, ubicándonos entre los de más reducido uso per cápita del servicio, entre nuestros similares - esto último, ampliamente reconocido. En este nuevo entorno la transición eléctrica se constituye en una oportunidad inaplazable, pues debemos estar consumiendo mucha más electricidad, más eficientemente, que sea limpia, segura y a precios competitivos, en una economía mucho más electrificada, pues de lo contrario fracasaremos terriblemente por decisiones equivocadas de política pública y regulación.

Bajo estas condiciones, en el mundo aparecerán en los próximos años millones y millones de agentes (viviendas, comercios e industrias) que podrán participar activamente en el mercado como auto-generadores (prosumidores) para suplir sus necesidades, así como para comprar faltantes y vender excedentes (generación distribuida); también pequeñas, medianas y grandes empresas podrán generar electricidad para una comunidad, barrio o ciudad. La ubicación de las plantas no requiere ser in situ, sino incluso, a distancias no siempre reducidas, donde se encuentre acceso a las redes de transmisión y distribución. Colombia no puede quedarse a la saga y, por sus condiciones excepcionales (como se ha argumentado en muchos artículos científicos y en algunos de este periódico**), deberá sobresalir entre los primeros en aprovechar la transición que se está viviendo.

No es ciencia ficción que la transformación eléctrica se está acelerando. La contratación de electricidad promoverá la construcción de nuevas capacidades en el muy corto plazo. Muy pronto podremos abastecernos, eventualmente, 100% con electricidad proveniente de fuentes renovables. Esto, que está a la vuelta de la esquina, requiere de una red de transporte que permita los intercambios entre agentes y de ajustes inmediatos en la regulación para que los facilite. ¡Qué no nos sorprenda lo bueno, pero, tampoco lo malo!

La transformación eléctrica ofrece prerrogativas y, en estos momentos iniciales, nadie tiene ventajas tan amplias sobre los demás. Mejor que procurar retardar lo inevitable, pongámonos a trabajar aceleradamente en oportunidades. Estas son inimaginables dentro y fuera del sector. Las ideas tipo Rappi, así como los muchos negocios emprendidos por empresas de energía, están por ahí, algunas iniciándose en otros países que están avanzando más velozmente. Estar entre los primeros trae muchas ventajas. Estos mercados, bien implementados, contribuirán a dar un salto de rana al desarrollo, fundamentado en electricidad limpia, económica y segura, ¡no dilatemos más las decisiones!

*Foro “Perspectivas de los 20 años de existencia del Mercado Energético Colombiano - UTADEO 2015: https://www.youtube.com/watch?v=VEVJAntmeBI

** Entre otros: I Dyner. ¿Por qué la electricidad es tan onerosa? La República, 01/07/2021