Gas natural para usos nobles

A pesar de que se cuenta con mucho gas natural en nuestro subsuelo, por la política y regulación de los últimos 30 años, la generación eléctrica no lo incorporó adecuadamente y ya es demasiado tarde para hacerlo, como explicaré adelante.

Son claras las dificultades para atender la demanda actual de todos los sectores con gas nacional. La Agencia Internacional de Energía (AIE) señala cómo la oferta del país, en descenso desde 2013, era superada por la demanda a partir de 2017. Apoyados en información de Upme, los exministros Amylkar Acosta y Tomás González estuvieron entre los primeros en señalar que perdimos soberanía y, además, que el déficit se prolongará por varios años. Éste, solo podría revertirse hacia principios de la próxima década, cuando bajo escenarios favorables se incluyan recursos costa-afuera ya probados - dependemos, entonces, de gas incierto y volátil.

Ahora bien, el país tiene previsto ir incorporando 6-8 GW de energías renovables en los próximos 3-4 años, sin contar con la generación distribuida, ni las comunidades energéticas ni, tampoco, lo adicional registrado en Upme. Con solar e hidroelectricidad filo de agua, así como con ayuda de eólica (hacia el final del período), se garantiza el abastecimiento durante las horas del día; y, además, con eólica e hidroenergía - aquella con embalses asociados - se podrá abastecer la totalidad de la demanda de la noche, bajo condiciones promedio.

No obstante, las cosas se complican durante tiempos de sequía severa. Los esfuerzos por más renovables, entonces, se deben redoblar hasta llegar a los 15-18 GW a finales de la década - adicionando, también, varios GW de techos solares. De esta manera, los requerimientos térmicos a gas se irán reduciendo hasta su desaparición. Y esto es bueno, pues su operación por pocas horas durante algunos días y, en épocas de sequía, por unos meses cada tres o cuatro años, es descabellada técnica y económicamente ¡Debemos aprender a hacer la transición y no continuar apegados al pasado! Tardarnos, significará penalizar a las comunidades y empresarios, perdiendo oportunidades de progreso.

Con abundantes renovables, mantendremos niveles altos en los embalses, incluso durante las transiciones de los ciclos estacionales lluvias-sequías y sequías-lluvias. También, se crearán oportunidades para las baterías, que ya este año son bastante económicas (en 2025, el costo de su electricidad será inferior al de las térmicas a gas, véase The Economist y AIE) - inviabilizando aún más las térmicas tradicionales. En este entorno, se esperarían tres subastas inmediatas que estén acompañándolas de contratos, así: una a 15 años para atender el horario 6AM-6PM, otra pequeña para 6PM-9PM, y una más de geotermia y biomasa. Igualmente, es menester realizar ajustes y seguimiento a proyectos de generación y transmisión, así como a temas de regulación, operación y mercado.

En la transición, pasemos a darle un uso más “noble” al gas, abandonando falsas premisas - pues es inconveniente quemarlo mientras tengamos alternativas sostenibles y menos costosas. Este es un recurso agotable e importante para aplicaciones industriales, químicas y para la transición energética térmica (no fácilmente electrificable). Hace varias décadas escuche a algunos europeos expresar “nobleza en el uso del gas natural”, en el contexto de restringir su utilización para generación eléctrica, en ese entonces, por escasez de la molécula. No es igual en Colombia, pero si puede serlo en su uso futuro.