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Una bomba nucleconómica es una potente arma mental, capaz de llevar a los pueblos más prósperos, directamente a la miseria. Es tan sigilosa y se instala sin resistencia en la mente de los ciudadanos, prometiendo un paraíso terrenal, pero en realidad, desencadena el infierno en la tierra. Su activación es sencilla, con la frase: “Para cada necesidad debe existir un derecho”. Ahí es donde todo explota.
La economía es la disciplina que se encarga de estudiar cómo las personas asignan recursos escasos en sus diferentes alternativas de uso. Por ejemplo, con 1 litro de leche puedes hacer 1 litro de jugo, natilla o queso, pero con ese único litro de leche no puedes hacer las 3 cosas, puesto que no alcanza. La economía se encarga de estudiar cómo las personas deciden asignar la leche (el recurso escaso) en función de la elaboración del jugo, la natilla o el queso (los usos alternativos de la leche). Imagina, un país con tres habitantes y un solo litro de leche. Uno necesita jugo, otro natilla y el tercero, queso. El problema salta a la vista ¡No hay suficiente leche!.
Además, los derechos son vitales para la convivencia, como el derecho a la propiedad, que establece leyes para protegerla y evitar expropiaciones arbitrarias. Pero cuando adoptamos la idea de que cada necesidad debe ser un derecho, surgen graves problemas. Las necesidades son ilimitadas, los derechos tienen un costo real y los recursos son escasos.
El derecho a la educación, la vivienda y la salud, requieren financiamiento para ser una realidad. Significa pagar edificios, salarios, equipo y materiales. Estos derechos son, en esencia, prestaciones económicas que el Estado brinda y no son gratis. Además, necesidades como ropa, comida y celulares también tienen costos. Al convertirse en derechos, no se vuelven gratuitos, en realidad, siguen teniendo un costo; alguien los tiene que pagar, y el problema persiste porque los recursos son escasos.
Si adoptamos esta fatal idea, rápidamente nos daremos cuenta de que no existen recursos suficientes para financiar derechos infinitos, entramos en una espiral hacia la miseria, pues se empobrecen a los ciudadanos con impuestos más altos para financiar los nuevos derechos crecientes, hasta llegar al punto en que el dinero se acaba, y la insatisfacción por el incumplimiento de los derechos arruinan la convivencia y todo se torna en caos, pobreza, hambre y muerte. No existe modo económico de satisfacer necesidades infinitas convertidas en derechos de obligatorio cumplimiento, a partir de recursos limitados.
Milton Friedman dijo: “No existe tal cosa como un almuerzo gratis”, todo siempre lo está pagando alguien, y si se trata de prestaciones económicas del Estado, el dinero está saliendo de tu bolsillo.
No necesitamos que las necesidades se conviertan en derechos, sino un camino que realmente mejore nuestras vidas. La libre competencia debe ser nuestro faro en medio de la oscuridad económica. Al fomentar un entorno empresarial saludable y promover la innovación, podemos satisfacer las crecientes necesidades de nuestra sociedad de una manera sostenible y eficiente. En lugar de cargar a los ciudadanos con impuestos cada vez más altos, debemos impulsar a las empresas a prosperar y crear oportunidades. Así, podemos evitar el triste destino de otros países y encaminarnos hacia un futuro de prosperidad, crecimiento y libertad.