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El mercado colombiano reaccionó positivamente ante los resultados de la primera vuelta presidencial y la eventual victoria del candidato, Rodolfo Hernández, lo que denota una métrica económica sana, sólida y fortalecida durante años. ¿Queremos cambiar esta ruta?
La economía doméstica continúa siendo buena en América Latina. El desempleo se redujo en 2,6% puntos y se ha recuperado el 95% de los puestos de trabajo perdidos en los años de pandemia, cerca de 480 empleos. Las exportaciones han crecido, el PIB aumentó 8,5% por encima de las demás economías del mundo y el recaudo tributario creció 35,7%. La manufactura y la construcción están por encima del 12,4%.
Colombia tiene la mayor perspectiva de crecimiento entre todas las economías de la Ocde para 2022. La mayoría de los indicadores macro y micro del país son buenos. ¿Queremos cambiar esta tendencia?
¡Sensatez! aunque quisiéramos ver cambios sobre la imperfecta pero segura democracia, no es el momento ni mucho menos la forma de lograrlo como lo promulga con engaños, el mal llamado grupo político comunista del “Pacto Histórico”, que no es pacto, porque los pactos sólo se hacen entre personas honorables, y si es histórico, por que alberga a los políticos más cuestionados, rancios y ladinos de nuestra historia reciente, esto sin considerar a los máximos cabecillas de la guerrilla de las Farc, quienes fueron filosóficamente aceptados.
Por los ya celebres “Petrovideos” se comprueba que sus integrantes no son promotores ni simpatizantes de la reconciliación y confianza que pedimos los colombianos. Ellos han degradado el ejercicio de la política. La campaña sucia y amoral que hemos soportado durante estos meses raya con el delito. La falta de congruencia es tal, que sin ápice de vergüenza, continúan proponiendo ese “cambio por la vida” como una opción.
El populismo es un error histórico. Los argumentos y el tiempo se acaban, sólo queda apelar a la cordura y al juicio de los compatriotas que aún siguen pensando en el salto al vacío que representa el voto por la izquierda comunista.
Los inversionistas del mundo y los organismos de control que clasifican el riesgo de las economías emergentes como la nuestra, están a la espera de la determinación política que tomemos este domingo. Aunque han descontado en parte el riesgo de un posible giro hacia la izquierda, castigarán las inversiones de portafolio y lógicamente las de capital, si la decisión democrática es errada. La presión sobre los mercados latinoamericanos descansa hoy en el bastión que representa Colombia.
Tomemos con beneplácito la opción del candidato, Rodolfo Hernández, quien soportado en su experiencia de trabajo presenta un proyecto de largo alcance, como si fuera la propuesta del sentido común. Nadie quiere pasar de la pobreza a la miseria, todos queremos más seguridad y justicia social, todos queremos generar riqueza y multiplicar el trabajo, generar ahorros y tener como y donde gastarlos, queremos más y mejor educación, pero teniendo empresas en donde aplicar esos conocimientos, queremos viajar y conocer, queremos libertad y orden, queremos mantener nuestra patria unida y prospera.
Queremos un país donde la gente quiera llegar y no huir. Debemos ejercer el derecho y la responsabilidad del voto, pero seguros de no truncar la dinámica de una ambiciosa sociedad que se ha movido con resiliencia y tenacidad para mantener sus valores. El verdadero cambio nos obliga, sin vacilación, a precipitar de una vez por todas la amenaza comunista y los macabros personajes que la soportan. Aún tenemos tiempo, y como lo escribía Martin Luther King “siempre es un buen momento para hacer lo correcto”.