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Con el inicio de la segunda parte del año esperamos que el país pueda seguir repuntando en sus indicadores de comercio exterior, al dejar atrás el difícil inicio de año. La meta está clara: superar los US$50.000 millones en ventas externas, aunque, según el promedio regional de exportaciones per cápita, deberíamos estar por el orden de los US$120.000 millones.
Si bien ha habido señales de recuperación tanto en exportaciones como en importaciones, con corte a abril, habrá que estar pendientes a diferentes factores que podrán catapultar o ralentizar el crecimiento que tanto anhelamos.
Por un lado, según el más reciente informe de la Organización Mundial del Comercio, el volumen del comercio mundial de mercancías debería aumentar 2,6% en 2024 y 3,3% en 2025, tras la disminución de 1,2% registrada en 2023.
La OMC añade que, sin embargo, debido a los conflictos regionales, las tensiones geopolíticas y la incertidumbre acerca de la política económica, existe un gran riesgo de tener que revisar esos valores a la baja.
Precisamente, sobre los elementos externos a nivel internacional vemos que el precio de los fletes ha tenido alzas en las últimas semanas, con factores internacionales como lo que sucede en el Mar Rojo, la guerra entre Israel y Hamás, problemas en algunos puertos chinos, junto con la sequía en el Canal de Panamá”. A nivel interno, los costos siguen altos en transporte. Es clave avanzar en intermodalismo con inversiones en el sector férreo y fluvial.
Igualmente, en cuanto a la alta volatilidad del dólar, la caída en la inflación en Estados Unidos y el posible recorte de tasas de la Fed, han hecho que las economías emergentes sean las que sientan más la devaluación. Los analistas prevén un dólar sobre la barrera de los $4.000 para los próximos meses.
Ya a nivel interno se han creado tormentas innecesarias, que podrían ser una piedra en el zapato. Primero, el proyecto de decreto por el cual se establece una prohibición a las exportaciones de carbón a Israel, es violatorio de la Constitución Política y el Plan Nacional de Desarrollo, por lo cual estaría cruzando estas líneas rojas.
Debido a los argumentos expuestos y en concordancia con las consideraciones del proyecto de decreto que propone la prohibición de exportaciones a Israel, se concluye que dicha medida no se ajusta al mandato constitucional ni se fundamenta en una razón de política comercial.
También, en una época donde la inversión en el país está en un mal momento, mostrar ante el mundo que Colombia incumple sus disposiciones en los TLC imponiendo restricciones, o genera interpretaciones complejas de las disposiciones de la OMC, generan un ambiente de inestabilidad normativa que no es saludable para la atracción de inversión extranjera.
Segundo, con el nuevo estatuto aduanero y la polémica de la declaración anticipada obligatoria, hay mucha preocupación entre los usuarios. No hay claridad en la interpretación, se requiere reglamentación y capacitación para dar claridad a los usuarios.
No queremos que esta norma se convierta en un mecanismo de confiscación de mercancías por no poder cumplir con los tiempos tan estrechos para lograr el levante de las mercancías. No vemos capacidad operativa para tener todo funcionando 7 por 24 del lado de la Dian y de otras entidades como ICA, Invima o el Fondo de Estupefacientes.
En este sentido, debemos hacernos fuertes en Colombia, para poder sobrepasar los embistes internacionales que puedan agravarse. Cuenten con Analdex para ser un interlocutor que aporte a esa hoja de ruta, con el objetivo que las empresas exportadoras, importadoras y de logística puedan prosperar y traer desarrollo a las distintas regiones de Colombia.