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Las aplicaciones de la inteligencia artificial (IA) son ilimitadas, yendo desde el reconocimiento de imágenes hasta la optimización de precios. En particular, la IA en el campo médico se perfila como una herramienta capaz de aprender y analizar con rapidez enormes cantidades de información superando cualquier tipo de procesamiento manual o digital antes visto. En el mundo de la medicina la oportunidad es gigantesca, comenzando por el análisis de las historias clínicas de pacientes, de las imágenes diagnósticas hasta el entendimiento del genoma humano para prevenir y determinar las mejores formas de tratar el cáncer.
La idea de usar algoritmos entrenados con miles de millones de casos médicos para asistir y en algunos reemplazar al médico tradicional promete ser el combustible de una nueva revolución tecnológica. Un ejemplo palpable de esto es la compañía china e, que hoy cuenta con mas de 300 millones de usuarios en su plataforma de atención primaria. Su aplicación permite el acceso desde un teléfono móvil a una consulta médica asistida por un motor de inteligencia artificial que ha sido entrenado por mas de cinco años con pacientes a lo largo de todo el país asiático. El servicio de Ping An Good Doctor permite que los usuarios se conecten con un ‘doctor virtual’ que recopila, interactuando a través de texto y voz, todos los síntomas y el historial médico del paciente y con base en esa información, realiza una sugerencia diagnóstica preliminar. A continuación, un médico real toma la palabra para supervisar (o corregir) las conclusiones del algoritmo y aportar comentarios complementarios.
La apuesta de esta compañía es un intento para arreglar de una vez por todas el complejo y arcaico sistema de salud de China usando tecnología moderna. La industria tecnológica de China ya ha transformado la forma en que los consumidores compran, piden taxis y ordenan comida con compañías como Alibaba, Meituan y Didi, ahora ha llegado el turno para la salud. La apuesta de las compañías de “Health Tech” es utilizar la tecnología digital moderna para atender a pacientes frustrados con un sistema público de salud que tiene dificultades para satisfacer la demanda de atención primaria básica. Este fenómeno no es único en China sino que se repite en Latinoamérica y África así como en los demás mercados emergentes donde la demanda de servicios médicos primarios supera la oferta en varios órdenes de magnitud.
A diferencia de otras industrias como el transporte y la logística donde las plataformas tecnológicas como Rappi, Uber y Didi han generado efectos disruptivos, en el tema médico el tema es mas complicado porque el proveedor de servicio es un profesional especializado cuya formación en promedio tarda entre siete y 10 años.
El tema mas complejo en el ámbito de la llamada “telemedicina” es que hay limitantes para lo que un médico puede hacer en el ciberespacio sin ver al paciente y lo que las regulaciones de cada país permiten. En el caso de China, hasta hace poco no era permitido a los médicos hacer un diagnóstico a través de una consulta en línea, ni la emisión de recetas. Al igual que pasa en Latinoamérica, China tiene una urgente necesidad de nuevos modelos de atención médica y la única solución al problema es el uso de la tecnología. Es absurdo que muchas personas acudan a los grandes hospitales públicos y a los centros de emergencias por cualquier enfermedad, desde simples resfriados hasta cánceres potencialmente mortales. Esto sucede porque el sistema de atención primaria está colapsado y los pacientes no reciben una atención inmediata, algo que se puede solucionar de manera fácil con el uso de la tecnología.