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Mientras el petrismo seguía sufriendo porque recomiendo leer menos a Marx, la Superintendencia de Industria y Comercio encabezada por Cielo Rusinque comenzó a hostigar a empresarios del gas con un estilo similar al de Lenin y la Unión Soviética.
Si nos enseñan sobre Marx en las aulas, entonces también deberían enseñarnos lo que hicieron quienes aplicaron sus ideas. Deberían incluir a Lenin, quien en su momento ‘emocionaba’ al mundo pues por fin llegaba al poder un gran intelectual como él, de quien decían que iba a aplicar el verdadero comunismo. Pues Lenin llegó con la Cheka («Chrezvychaynaya Komissiya»), organismo represor que sería causante de horrendos crímenes en contra de quienes criticaban la revolución.
Ese brazo armado del comunismo, creado en 1918, surgió para contrarrestar la creciente impopularidad del Partido Comunista en Rusia. Lejos de dar un paso al costado en el poder, Lenin -y como lo explica Fernando Díaz Villanueva en ‘La ContraHistoria del comunismo’- creó “una milicia dedicada a vigilar de cerca y reprimir los conatos de disidencia que fuesen apareciendo mientras el Partido se acomodaba en Moscú”. En realidad, la CheKa fue una Comisión Especial que surgió después de un intento fallido de Lenin para suprimir y exterminar todos los intentos de contrarrevolución. Lo que nadie se esperaba es que dicha Comisión cometiera 200.000 asesinatos en solo cuatro años.
Los chequistas eran más temidos que el Ejército Rojo, pues utilizaban todo tipo de tormentos para amedrentar contradictores. A los lectores: discúlpenme lo gráfica que seré, pero a continuación describiré algunas de las espantosas formas de castigo que utilizaban en contra de la oposición. Los desollaban, crucificaban, empalaban, los mandaban a la horca, en fin; y que a los defensores de Marx no se les ocurra negarlo, pues la CheKa ejecutaba estas terribles jornadas de forma pública. A algunos los colgaban de las piernas completamente desnudos a bajo 30 grados C° y vertían sobre ellos agua helada. Los convertían en estatuas de hielo. A otros les colocaban un tubo en la boca y allí ponían a una rata. Desde el otro extremo del tubo la asustaban para que ella corriera tubo adentro -y desgarrase la garganta de los reos- hasta que murieran. Reitero, disculpen lo gráfico, pero ojalá también nos contaran esos hechos.
El atacar a los contradictores no fue exclusivo de Lenin. Hubo ’policías políticas’ en Camboya, China y Cuba, por ejemplo. Pero esos castigos se reinventaron. En la actualidad, en muchos países ya no son sangrientos ni físicos, y por eso ya no parecen tan espantosos, pero ahora las represiones son morales. Van por la intimidad y el buen nombre de la gente.
En Colombia acabamos de vivir un cuestionable suceso. La SIC inspeccionó a Naturgas, justo al mismo tiempo que se anunciaba un incremento de 36% en la tarifa del gas. Puede ser coincidencia, pero la presunta arbitrariedad de la SIC deja mucho que pensar, pues en la inspección se llevaron hasta el celular personal de la Presidente de Naturgas, argumentando que actuaban dentro de sus funciones.
¿Será que la SIC o sus pares podrían llegar a fungir como policía política de Petro?