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Hace pocos días sufrí un accidente mientras usaba una moto de plataforma digital, en un tramo de la avenida Circunvalar. Mientras dejábamos el centro, otra moto, en un acto de imprudencia, nos atropelló y huyó. Más allá de los raspones y golpes que dejó la caída, vivir esa desafortunada situación me dejó varias reflexiones sobre las plataformas digitales, los accidentes en moto, y el estado de las vías.
Aunque esta columna no nace por una coyuntura, sino por mi vivencia, justo al escribirla, la Superintendencia de Transporte publica una circular exigiendo a las secretarías de movilidad intensificar los operativos contra conductores que usan plataformas digitales, imponiéndoles partes e inmovilización de sus vehículos. Qué barbaridad de requerimiento. Estas medidas solo entorpecen la competencia y, además, perjudican a los usuarios que preferimos las plataformas a tomar un taxi en la calle, pues son más seguras, accesibles, ofrecen un mejor trato y, a veces, son más económicas. En mi caso, contrario a lo que muchos podrían pensar, la plataforma me ha brindado seguimiento y acompañamiento constante tras el accidente.
En 2023, había 430.000 conductores registrados en plataformas. Es absurdo que busquen atacar a casi medio millón de familias que dependen de este trabajo, y a los más de 8 millones de usuarios. Legalizar las plataformas es una urgencia. Incluso, la legalización mejoraría la calidad del servicio que recibimos. Me sorprendió, hace unas semanas en Lima, la cantidad de publicidad sobre estas plataformas, y más aún la calidad del servicio: buenos vehículos, conductores amables y precios accesibles. Ojalá Colombia dé ese paso pronto.
Por otro lado, sé que tuve suerte al salir solo con heridas y raspones del accidente, ya que, según el Ministerio de Transporte, en 2023 fallecieron 8.405 personas en siniestros viales. La estadística revela que en 88% de los accidentes viales están involucradas motocicletas. Subirse a una moto es un peligro para cualquiera, especialmente en una ciudad donde la cantidad de motos supera la de habitantes. Las causas de los accidentes son múltiples: imprudencia, embriaguez, mal estado de las vías, entre otras. Mi accidente fue por la imprudencia de otro conductor, pero tampoco es secreto el terrible estado de las vías en Bogotá.
Es casi imposible transitar en moto en una ciudad donde, según la Unidad de Mantenimiento Vial, 20% de las vías están en condiciones deficientes. Aunque se han tapado más de 27.000 huecos en lo que va de 2024, no es suficiente. La gestión de Claudia López fue desalentadora: según la Personería, de las obras contratadas en 2023, solo se intervino 49%. ¿Y el resto? Además, se detectaron sobrecostos en la contratación de las obras durante su alcaldía. Esto afecta no solo a conductores y usuarios del transporte, sino también a la economía del país.
En mis reflexiones, quedó la lección: no montarme en una moto, más aún cuando la negligencia de las administraciones distritales agrava las condiciones de los usuarios, y la imprudencia de muchos motociclistas acrecienta los riesgos. En cuanto a las plataformas, urge su legalización.