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No contentos con prohibirnos ahorrar para nuestra vejez con su reforma pensional, el gobierno de Petro ahora también pone talanquera para que podamos comprar casa nueva. Mi generación parece condenada a un futuro sin pensión ni vivienda.
Hoy, la mayoría de la población colombiana está compuesta por jóvenes de entre 20 y 34 años, precisamente quienes buscan independizarse, y muchos, adquirir una vivienda. Sin embargo, el panorama es desalentador. Según Camacol, desde 2022 el lanzamiento de nuevos proyectos, el inicio de obras y las ventas de vivienda han registrado la mayor caída de la última década. Y lo peor: la situación sigue deteriorándose pues en 2024 se lanzó 47,8% menos proyectos que en 2022, mientras la construcción se redujo un 31,1% y las ventas cayeron 37,8%.
Según el Dane, en 2025 se formarán 481.000 nuevos hogares en Colombia. El problema es que, en 2024, las ventas de vivienda apenas llegaron a 144.647 unidades. Esto significa que miles de colombianos, especialmente jóvenes que buscan independizarse, se están viendo forzados a optar por soluciones precarias e indignas ¿La causa? Lo que llamo “Tenaza en la vivienda”.
Petro ha encontrado la forma perfecta -quién sabe con qué intención- de afectar tanto la oferta como la demanda de vivienda. La oferta, encareciéndola con medidas proteccionistas que benefician a ‘empresaurios’ nacionales. La demanda, destruyendo la confianza de compradores e inversionistas. Veamos cómo funciona esa tenaza:
El sector de la construcción depende del acero, pero como aquí solo se produce 0,51% del total de la región, 40% del metal utilizado se importa ¿Qué hizo Petro? Bajo el argumento de proteger la industria nacional, impuso un arancel de 30% a las importaciones de acero. Una medida absurda: en lugar de fomentar la competitividad del acero nacional, decidió encarecer la compra en el exterior, castigando el libre comercio y la competencia, y de paso, encareciendo el precio de la vivienda.
Pero las malas noticias no terminan ahí. ¿Quién quiere invertir en proyectos de vivienda cuando el presidente un día promete bajar las tasas de interés y, al siguiente, elimina MiCasaYa? Imaginen a un joven que ya había adelantado los trámites para comprar su primera vivienda y, de repente, le informan que el subsidio prometido ya no existe. O peor: ¿cómo pedirle a un inversionista que confíe cuando Petro prometió una reactivación económica y en cambio lo que se ve es que las cifras de lanzamientos, iniciaciones y ventas de vivienda se desploman mes tras mes?
Cuando un gobierno populista crea incertidumbre y protege a los ‘empresaurios’ con prebendas, pone en una suerte de tenaza la ilusión de muchos de mi generación de tener una vivienda. Castigando el ahorro sigue condenando a los jóvenes.