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Recientemente, la Reserva Federal de los Estados Unidos, Fed, anunció que mantuvo sin cambios su tasa de intervención, con un rango entre 4,25% y 4,5%. Además, realizó una revisión del PIB e inflación. El PIB fue revisado a la baja, desde 2,1% hasta 1,7%, mientras que la inflación (Core PCE) fue revisada al alza, desde 2,5% hasta 2,8%. Esta combinación de menor crecimiento y presiones inflacionarias refuerza la cautela de la Fed ante un escenario de incertidumbre económica.
Uno de los factores más importantes detrás de esta incertidumbre es la política económica de la administración Trump. Los cambios en comercio, migración, regulación y política fiscal han generado un entorno de alta incertidumbre, que ya empieza a reflejarse en el sentimiento de los consumidores y empresarios estadounidenses. En particular, las medidas arancelarias impuestas por EE.UU. y las posibles represalias de otros países en una latente guerra comercial han introducido un factor inflacionario adicional. Aunque aún no está claro si este impacto será transitorio o persistente, lo cierto es que ha provocado un deterioro en la confianza del consumidor y ha sembrado dudas sobre el desempeño económico futuro.
La reacción de los mercados a los anuncios de la Fed ha sido también de relativa cautela, especialmente por la posibilidad de que, de mantenerse las previsiones actuales, la Reserva Federal recorte las tasas en 50 puntos básicos en lo que resta de 2025. Los mercados, según las probabilidades del CME FedWatch, esperan que esto se dé en dos reducciones de 25 puntos básicos. Sin embargo, la Fed dejó claro que no tiene prisa en hacer ajustes y que seguirá evaluando los riesgos antes de tomar cualquier decisión.
Para economías emergentes como Colombia, la postura de la Fed y la incertidumbre global tienen implicaciones importantes. Si la Fed mantiene tasas elevadas por más tiempo, el costo del crédito internacional podría incrementarse, afectando las condiciones de financiamiento externo para el país. Esto se traduciría en mayor presión sobre la deuda externa y en posibles restricciones para el acceso a capital, un factor clave en momentos en que el país busca consolidar su crecimiento económico en medio de una crítica situación en materia fiscal y de sostenibilidad de las finanzas públicas.
En este escenario, en el que las condiciones externas podrían mostrarse adversas, es imperativo que Colombia redoble los esfuerzos para preservar la estabilidad de las finanzas públicas y de precios. Un manejo prudente de las cuentas públicas y una estrategia clara para lograr el financiamiento responsable y sostenido del gasto serán claves para superar la apremiante situación y reducir la deuda externa, que actualmente se ubica en 60% del PIB, y mejorar la perspectiva de riesgo por parte de las calificadoras, lo que llevaría a menores restricciones para acceder a financiamiento en el futuro.
En conclusión, la Fed se mantiene en una posición de cautela, atenta a la evolución de la economía y los efectos de las políticas de la administración Trump, y es por ello imperativo que Colombia responda a esta incertidumbre con mayor certidumbre, transparencia y responsabilidad en el manejo de su política económica y fiscal. Esto será clave no solo para fortalecer su posición en medio de un escenario económico global enrarecido, sino para mitigar los posibles impactos que desde el frente externo puedan transmitirse a la dinámica local.