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La inteligencia artificial, IA, ha impulsado el desarrollo de algunas de las plataformas tecnológicas más exitosas del mundo. Un claro ejemplo de su impacto es ChatGPT, que alcanzó el millón de usuarios en tan solo cinco días, una cifra que a empresas como Netflix le tomó más de tres años lograr.
Este caso evidencia la capacidad de adopción masiva de las soluciones basadas en IA y su creciente relevancia en múltiples sectores, incluido el financiero. En particular, la IA ha comenzado a desempeñar un papel determinante en la gestión de riesgos bancarios, un pilar esencial para la estabilidad del sistema financiero.
En este sentido, se destaca la gestión del riesgo de crédito mediante IA, donde el desafío radica en diferenciar las personas con un buen comportamiento crediticio. La asimetría de la información entre personas y entidades financieras ha sido una de las principales barreras para el acceso al crédito.
Esto se evidencia en las brechas existentes a nivel territorial y por grupos etarios, donde existe una dificultad de acceso a información para ciertas poblaciones. Según Banca de las Oportunidades, en 2024 el acceso al crédito en las zonas urbanas fue de 59,7%, mientras que en los municipios rurales dispersos llegó a 24,6%. Frente a los grupos etarios, el acceso a crédito en las personas mayores de 65 años fue de 30,7%, y en el de los jóvenes entre 18 y 25 años, de 21,3%, muy diferente al del resto de la población adulta, que tuvo un acceso promedio al crédito de 39,7%.
La IA jugará un papel fundamental para cerrar estas brechas de forma eficiente, en donde los mecanismos tradicionales de evaluación de riesgo de crédito no han sido suficientemente efectivos. Para cumplir con este propósito será fundamental el acceso a nuevos datos.
Una de las alternativas más prometedoras es el uso de IA en combinación con modelos de Open Data. Esta sinergia permitiría a las entidades financieras enriquecer sus procesos de análisis con datos alternativos, como historiales de pago de servicios públicos, patrones de consumo en comercio electrónico e incluso datos derivados del uso de teléfonos móviles, permitiendo una visibilidad 360 del comportamiento financiero del usuario y mejorando la precisión en la evaluación de riesgos.
Sin lugar a duda, la IA representa no solo una herramienta tecnológica, sino una oportunidad estratégica para transformar la gestión de riesgo de crédito, permitiendo a las entidades financieras evaluar nuevos perfiles con mayor certeza e identificar inconsistencias en los datos declarados por los clientes, lo que contribuirá a fortalecer la inclusión financiera.
En este contexto, el crédito inteligente deja de ser una promesa futurista para convertirse en una realidad tangible y transformadora. Aprovechar el poder de la IA con responsabilidad y visión permitirá construir un sistema financiero más justo, inclusivo y dinámico, donde el acceso al crédito no dependa del lugar donde se vive o de la edad, sino de una comprensión más precisa y humana del comportamiento financiero real de cada persona.