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Después de más de dos años de trabajo, autoridades del gobierno nacional en cabeza del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, y representantes de la banca, firmaron, en el marco de la pasada Convención Bancaria, el Protocolo Social por la Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI), un hito que nos permitirá trabajar por el desarrollo de las finanzas sociales y sostenibles, así como por la educación e inclusión financiera de las poblaciones más vulnerables del país.
Este protocolo apalancará la consecución de los Objetivos de Finanzas Sostenibles (OFS) por la diversidad, equidad y el bienestar financiero. Por medio de un enfoque diferencial, promueve el cierre de las brechas que afectan a mujeres, personas con discapacidad, grupos étnicos, población rural, personas Lgbtq+, jóvenes, adultos mayores, migrantes, e individuos asociados al proceso de construcción de paz.
Como sabemos, estas poblaciones han enfrentado históricamente barreras estructurales que han limitado su desarrollo, como la falta de oportunidades laborales, infraestructura, conectividad, educación financiera y representatividad en espacios de toma de decisiones, especialmente en las zonas rurales, lo que a su vez ha limitado el uso de productos financieros.
Así, el protocolo responde a una serie de problemáticas, como que el acceso a servicios financieros de los hombres es de 6,7 puntos porcentuales superior al de las mujeres. Entretanto, en las áreas rurales este mismo indicador, en el caso de las personas mayores, es 30,2 puntos porcentuales inferior a las que habitan en zonas urbanas. En sentido similar, solo 56% de la población Lgbtq+ tiene más de un producto financiero, y apenas 57,8% de los migrantes venezolanos en Colombia posee una cuenta de ahorros. Este contexto, marcado por la inequidad, resalta la urgencia de una respuesta integral del sector bancario, orientada hacia el desarrollo de productos y servicios con un enfoque social.
El Protocolo Social busca promover la diversidad como activo invaluable y fomentar la equidad para cerrar las brechas sociales del país a través de la inclusión financiera. Para ello, las entidades financieras del país tendrán la oportunidad de suscribirse a este protocolo de manera voluntaria y no vinculante, y así articular sus estrategias financieras con impacto social junto a la agenda institucional liderada por la Comisión Intersectorial de Inclusión y Educación Económica y Financiera (Ciieef).
La arquitectura del protocolo establece cuatro estrategias para alcanzar los objetivos establecidos, que incluyen i) la cultura interna diversa, equitativa e incluyente con empleados y proveedores; ii) la educación e inclusión financiera de acuerdo con el contexto y las realidades de cada grupo poblacional; iii) la oferta de valor con enfoque diferencial para poblaciones subatendidas; y iv) la gestión de riesgos financieros bajo modelos alternativos.
Tengo la plena convicción que el camino hacia una banca más inclusiva ha sido trazado bajo esta carta de navegación, la cual se posiciona como una iniciativa innovadora que, desde el sector, esperamos que tenga un impacto significativo en la equidad social. Solo mediante la colaboración y articulación efectiva podremos construir un sistema financiero más justo y equitativo, capaz de ofrecer oportunidades reales a quienes han sido históricamente subatendidos.
