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Analistas 18/05/2024

Economía colombiana: Entre la necesidad de estímulos y la prudencia fiscal

Jorge Enrique Sáenz Castro
Asesor del DNP y profesor Esap

Debido al mediocre crecimiento del PIB durante 2022-2023 (0,6%) y a las bajas proyecciones pronosticadas tanto por instituciones nacionales como internacionales, que indican que la economía no crecerá por encima de 1,4% para el 2024, junto con el reciente comportamiento de indicadores como la tasa de desempleo, que alcanzó 11,3% entre marzo de 2023 y 2024, el presidente Petro y su ministro de Hacienda tomaron la decisión de presentar un paquete de medidas con el objetivo de reactivar la economía. Estas medidas incluyen estímulos fiscales para reducir la tasa nominal del impuesto a la renta corporativo, promover las energías renovables y fomentar el turismo sostenible y ecológico, entre otros.

Sin embargo, es importante considerar que, aunque estas medidas puedan impulsar algunos sectores económicos, no se puede ignorar que los impuestos son la principal fuente de ingresos del Estado y que la situación de las finanzas públicas del país es delicada en estos tiempos. Por un lado, las cifras muestran que la tasa de recaudo para los dos primeros meses del año no es optimista, ya que solo aumentaron 2,5% en comparación con 2023, lo que representa un recaudo de apenas $46,1 billones. Por otro lado, los $10 billones incluidos en el presupuesto por arbitramento de litigios difícilmente podrán ser recaudados. Además, se suma el déficit del país, que incluye los $22 billones del fondo de estabilización. Todo esto deja claro que una política como esta solo se traducirá en déficits fiscales y más deuda.

El propio gobierno reconoce esta situación y, además de aumentar en su proyecto de presupuesto para 2025 los gastos del servicio de la deuda a $122 billones, menoscabando la inversión, que de por sí no solo es ínfima para las necesidades del país, sino que su ejecución hasta la fecha apenas alcanza 9,2%, también está solicitando flexibilizar la regla fiscal.

Es fundamental recordarle al presidente y su ministro que el estímulo de la economía no puede depender únicamente del gasto público, ya que esto solo generaría más déficit fiscal y una mayor deuda. Asimismo, es necesario insistir en que el impulso del consumo y la inversión son fundamentales para el crecimiento económico.

Al analizar la caída de 27,2% en la formación bruta de capital, que puede explicarse en parte por las altas tasas de interés, se evidencia que esto afecta negativamente el PIB. Es importante destacar que la inversión no se explica únicamente por la tasa de interés, sino que también influyen múltiples variables. En la actualidad, la incertidumbre es el factor que más incide en la inversión. Tanto los inversionistas internos como externos se encuentran preocupados por la falta de claridad en las políticas económicas y las perspectivas a largo plazo. Las señales contradictorias y la inestabilidad política generan un ambiente poco propicio para realizar inversiones a largo plazo. Por lo tanto, el clima de incertidumbre, junto con las altas tasas de interés, juega un papel crucial en la disminución de la inversión.

De esta manera, lo que Petro debe aprender es que el verdadero plan de choque que necesita Colombia para impulsar su economía y mejorar los indicadores sociales como el desempleo, la pobreza, la informalidad y la distribución del ingreso, es hacer su trabajo correctamente en estos dos años. Esto implica dejar de buscar peleas sin ninguna lógica y, en su lugar, recuperar la confianza de los inversionistas internos y externos, que son una fuente importante de crecimiento y desarrollo del país. Además, es vital que acabe con la corrupción e impulse una iniciativa para aumentar la ejecución de la inversión pública y mejorar la calidad del gasto público.

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