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Brasil, un país de 212 millones de ciudadanos y un PIB de US$1,4 billones. Desde hace meses, el gobierno federal de Brasil preparó el camino 5G. Creó el Ministerio de Comunicaciones en plena pandemia y puso al frente a Fabio Faria, un joven y energético político que había presidido la Comisión de Ciencia y Tecnología en la Cámara de Diputados.
El regulador de las telecomunicaciones, Anatel, era liderado por un experimentado regulador, Leonardo Euler, y su trabajo comenzó con un proceso de revisión de la ley de telecomunicaciones de ese país para actualizarla al nuevo marco competitivo y tecnológico.
Leonardo trabajó en el Senado construyendo las alianzas necesarias para tener una ley del sector atractiva para las inversiones y eliminó la reversión de activos. Se preparó una revisión de todo el marco impositivo y se limpió de impuestos que distorsionan el consumo de datos e inhiben la inclusión digital.
El Gobierno preparó una poderosa agenda digital centrada en las fortalezas de Brasil: el campo y las minas. Leonardo Euler y Fabio Faria construyeron una de las más sólidas complicidades profesionales del sector en América Latina. Coordinaron modificaciones a la ley, eliminaron impuestos, generaron una agenda digital 5G y se planeó una subasta sin fines recaudatorios. El ministro Faria visitó EE.UU., Corea del Sur y otros países más para conocer la experiencia en el despliegue 5G. La expectativa es que la licitación 5G mueva más de US$1,2 billones en todos los sectores de la economía en los próximos cinco años.
A cambio de autorizar el uso de bandas de radiofrecuencia, los postores tendrán que invertir en la instalación de redes 4G en todos los municipios de más de 600 habitantes y en la cobertura de 48.000 kilómetros de autopistas con Internet de alta velocidad.
Para la frecuencia de 3,5 GHz, la subasta establece obligaciones específicas para los ganadores, en particular la ampliación de la red de fibra óptica y la estructuración de la red de comunicación privada 5G para la administración pública federal. La subasta 5G definió que la tecnología debería estar disponible en todas las capitales brasileñas “para el 31 de julio de 2022 (1.174 alcaldías).
Ciudades de más de 500.000 habitantes (hasta julio 2025); más de 200.00 habitantes (hasta julio 2026); más de 100.000 habitantes (hasta julio 2027) y en ciudades con más de 30.000 habitantes (hasta julio 2028)”. También se estableció la obligación de conectar 503 sedes municipales con backhaul de fibra óptica y conectividad para las escuelas.
El gobierno de Brasil, generó una licitación por un valor de US$8.400 millones por la red 5G, donde 90% de la licitación será inversión, no recaudación. Hablamos de la tercera licitación de espectro 5G en América latina, pero la más grande y ambiciosa.
¿El resultado? Espectro para los tres operadores más grandes de Brasil: Vivo, Claro y TIM. Pero un fenómeno no visto en la región: entraron seis nuevos operadores en el mercado: Winity II, Brisanet, Consórcio 5G Sul, Neko, Fly Link y Cloud2U. Uno de ellos adquirió, solo, la banda de 700 Mhz para prestar un servicio mayorista. A diferencia del modelo mexicano, este operador entró pagando su espectro, realizará inversiones propias en todo el territorio nacional y no nace subsidiado.
El modelo brasileño buscó fortalecer a sus operadores de telecomunicaciones, generó estímulos para invertir, descentralizó los beneficios de 5G para todas las alcaldías de Brasil y áreas rurales, olvidó el espíritu recaudatorio que padece la región, transformará en digital las administraciones públicas del país, tiene una vocación social e integró nuevos operadores. Esta ha sido una épica y memorable licitación para implantar bases de una sociedad digital moderna y más justa. Ojalá sea inspiración para Colombia y la región.