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El barroco es un arte de desplazamientos, semejante a un espejo en el que constantemente podemos ver nuestra realidad mutante. Arte de la abundancia, pero también de los que nada tienen.
Carlos Fuentes
Colombia, como el barroco latinoamericano, debate, dialoga internamente y se sustrae en un mundo de volumetrías y figuras racionales, de oportunidades. Ve lejos y propone, comprende la urgencia del mundo digital como un igualador de oportunidades sociales, de quienes nada tienen. Colombia sabe que, con la tecnología, va a acelerar su desarrollo, mejorar su economía, la educación, la salud, la cultura y la seguridad. Tiene urgencia e imagina.
El barroco también representa adquisición de lenguaje.
José Lezama Lima
Colombia habla el lenguaje de la innovación, rico en neologismos y conceptos vanguardistas. En política pública Colombia es rey. Propone con solvencia, no tiene par. Sentencia, habla de transversalidad, de progresión de acciones públicas, comprende y aprende de las nuevas tecnologías: blockchain, fintech, sandbox, internet de las cosas, cloud, análisis de los grandes datos, inteligencia artificial y ciudades conectadas.
El presidente Duque tiene el discurso más robusto y vanguardista de cualquier líder latinoamericano. Defendió la nueva Ley TIC y presentó su nueva agenda digital. Colombia ya presidió el mecanismo eLAC de economía digital y ahora preside el Asia Pacífico Apec.
En estos días, la ministra TIC, Karen Abudinen, realizó cambios para fortalecer la conectividad y nombró un nuevo Viceministro de Conectividad. Junto al Pleno del regulador, la CRC nombró al nuevo Director Ejecutivo. Colombia cuenta además con una Consejería de Transformación Digital, obteniendo con esto el cuerpo de servidores públicos élite en América Latina.
Yo he hablado del barroco como un arte que teme el vacío, que huye de las ordenaciones geométricas, y de los volúmenes.
Alejo Carpentier
¿Qué debe ofrecer un sistema de competencia a los consumidores? Bienestar económico ¿Cómo se expresa? En beneficios directos para los consumidores como baja de precios, mejora en la calidad de los servicios, innovación, nuevos productos, consumo e inversión. ¿Cuál es el objetivo de la competencia económica? Bajar costos, incrementar ganancias e innovar frente a competidores. Se busca que las empresas mejoren la producción, prestación de bienes y servicios. ¿A quién protege la competencia económica? Al proceso de la competencia en beneficio de los consumidores, a la libre concurrencia, previniendo, investigando, persiguiendo, castigando y eliminando prácticas anticompetitivas, concentraciones ilícitas, barreras a la libre concurrencia. Ergo: se defiende la competencia, al consumidor, no a las empresas.
Colombia ha liberado mucho valor al consumidor digital y parece que no ha sido puesto en valor por la sociedad. Colombia tiene, desde hace cinco años, uno de los tres internet más asequibles del mundo, algunas de las tarifas fijas y móviles más bajas de América latina. El 50% de los usuarios cambia de operador cada año, 12 operadores y el ingreso promedio por usuario más bajo de la región (Arpu). Estados Unidos tiene US$35; Europa, US$17; Chile, US$8; México, US$7,78; Perú, US$6,92; Brasil, US$5,44; Argentina, US$5,12, y Colombia, US$4,45 de ingreso promedio para 12 operadores. Un ingreso ridículo para todos.
El valor de la economía telecom de Europa con 740 millones de ciudadanos es de 364.000 millones de euros, casi el valor de la economía telecom de Estados Unidos con 327 millones de ciudadanos y un valor de 377.000 millones de euros. La diferencia es que hoy Estados Unidos tiene tres operadores: AT&T, Verizon y T-Mobile. En Europa compiten casi 400 operadores. El Arpu en Europa es de US$18 y en Estados Unidos de US$35. En las palabras del presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete, no hay escala de negocio. Brasil tiene tres operadores y México, dos.
Con 50 millones de ciudadanos, Colombia tiene el sistema de competencia más complejo que conozca en América Latina. Es un mercado en el cual coexisten el mayor número de empresas públicas y privadas (12), compitiendo en un mercado con bajos ingresos y distorsiones evidentes en su sistema de competencia.
Tenemos 20 millones de colombianos sin conectar, y aunque los efectos de liberación de valor por la competencia son reconocidos, no es así con la cobertura. Se cumplió con la finalidad del ¿derecho de la competencia? Sí, solo en los conectados.
Hemos llegado al momento donde menores precios al usuario es sinónimo de menos inversión a los desconectados, menos innovación y calidad de servicio. Colombia está en un momento de crisis de ingresos y una evidente necesidad de consolidación.
Durante años, Colombia fue buen alumno de Europa y privilegió su modelo de competencia, maximizándola con muchos actores. Ahora tenemos un modelo donde hay empresas con poco capital, sin escala, con Arpu en el piso, empresas públicas con estructuras poco eficientes y gran cantidad de personal. Las empresas de telecomunicaciones pierden dinero y las que ganan lo hacen con más trabajo, bajan costos operativos, separan sus divisiones, son globales y con estructuras corporativas eficientes.
Las empresas de telecomunicaciones están perdiendo valor. América Móvil perdió casi US$20.000 millones de valor en siete años. Telefónica está en el momento más bajo de valor de sus acciones en la bolsa y enfrenta una deuda global que parece espada de Damocles. La reversión de activos en el último año del gobierno anterior generó la penalización a la inversión más injusta que se haya visto en América Latina. Casi 1.500 mdd equivalentes a la inversión de casi tres años del sector, que secuestró parte del bienestar digital de Colombia, retrasando la cobertura.
El esfuerzo del equipo digital de este gobierno carga con una loza que no generó y que es injusta, en particular para el presidente Duque, quien sabe que la lírica narrativa de su épica se escribe sobre notas complejas de un barroco trópico digital.