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La materia digital, desde que nació, no se detiene en su evolución. Diversas fuerzas trabajan para ello. Como si fuera una epidemia, lo digital infecta y transforma todo lo que toca. Es adictiva para la innovación, el entretenimiento y la inclusión social.
Todo lo que pueda ser digital, será digital, incluida la política pública y su regulación. Pensar en digital es imaginar la realidad en su conjunto, pero digitalizada, fragmentada; porciones de una misma realidad esparcidas en diversas áreas, materias y realidades. Todo lo digital es un objeto fragmentado en múltiples materias, cuya percepción es compleja.
Es fácil vivir en el mundo digital, pero difícil regularlo y generar política pública. Hay que aproximarnos a la sociedad digital desde una perspectiva pública y multidisciplinaria. ¿Pero, qué estudiar, qué analizar y qué parte de la realidad digital nos interesa? Las fuerzas de la sociedad que trabajan juntas han ido revelando con el tiempo la agenda y sus enfoques.
Hace una década, la preocupación en Europa era la regulación del despliegue de infraestructura de telecomunicaciones y en Estados Unidos la neutralidad de la red. Europa creó una generación de órganos reguladores como Ofcom, para generar un sistema especializado de competencia económica, generó un sistema de protección de datos personales que exporta sus efectos jurídicos a quien se relaciona con ciudadanos, empresas y gobiernos de ese continente. Europa creó un sólido sistema de protección al consumidor y ahora lidera un concepto vanguardista como el de los derechos digitales.
Europa, recelosa de Estados Unidos, considera que los datos personales no están protegidos en EUA. A su vez, EUA desconfía de China por compartir sus datos e información en línea con el gobierno. Una relación digital sustentada en la desconfianza recíproca. ¿Consecuencia? Europa ha decidido desplegar data centers a lo largo de su geografía, con la finalidad de proteger los datos personales emitidos y creados desde allá.
La agenda regulatoria continúa con impuestos como la tasa Netflix en Europa, libertad de expresión y políticas de gestión de datos, en Australia y Nueva Zelanda. En México y Brasil se ha intentado regular la libertad de expresión de las denominadas plataformas digitales, y en el Senado norteamericano se ha revisado la actuación de las mismas en materia de competencia económica. Actualmente, diversos órganos reguladores en materia de telecomunicaciones y competencia económica, defienden para sí, resolver en materia digital.
En materia de economía colaborativa, Europa y algunos países de América Latina regulan un nuevo modelo de negocio, como el de la movilidad y las entregas, con formas jurídicas que inhiben el ejercicio de los derechos humanos, la innovación y el desarrollo tecnológico, incorporando el derecho al trabajo, impuestos especiales y vieja regulación administrativo-municipal.
El universo digital está enfrentando un complejo sistema de derechos humanos, protección al consumidor, propiedad intelectual, derecho de las telecomunicaciones, derecho informático, regulación de la Inteligencia Artificial, regulación fintech, regulación laboral, derechos digitales, protección de datos y hasta geopolítica.
Es momento de poner piso parejo en la comprensión de conceptos y fines. ¿Queremos una sociedad digital? Sí, pero facilitemos una conversación donde la comprensión sobre los intereses comunes, nos permitan encontrarnos en una sociedad digital de derechos, justa, igualitaria e innovadora.