ANALISTAS 04/04/2025

Intel: la frontera tecnológica

Jorge Fernando Negrete P.
Presidente de Digital Policy & Law

Su misión era “explorar mundos nuevos y extraños, buscar nueva vida y nuevas civilizaciones y aventurarse a donde ningún hombre ha ido antes”. Me refiero al Enterprise, la mítica nave espacial de la serie de televisión Star Trek de 1966.

La historia de la empresa Intel está condenada a la analogía de esta serie de televisión, situada entre la ciencia ficción, la prospección tecnológica y el drama épico de una empresa que se reinventa cada cierto tiempo.

La búsqueda y conquista de planetas ha sido una obsesión de gobiernos y geopolítica, particularmente en la década de los años 60. Rusia y Estados Unidos comenzaron una guerra por demostrar qué país llegaría antes. El presidente Kennedy lideró este momento histórico con la frase “elegimos ir a la Luna en esta década y hacer las otras cosas, no porque sean fáciles, sino porque son difíciles”. El Apolo 11 en 1969 cumplió este objetivo.

Hace un par de años, señalé que la frontera tecnológica no es hacia el universo, es hacia lo diminuto, donde se habla de lo atómico y de nanómetros. El mundo digital sólo tiene dos pies de apoyo, la infraestructura digital que masifica y conecta la sociedad digital y los semiconductores, que habilitan la digitalización de todo.

Gordon Moore fue un ingeniero y visionario estadounidense, fundador y presidente de Intel. Entre 1965 y 1975, Moore observó que el número de componentes en un circuito integrado se duplicaba cada dos años. Es decir, cada dos años se duplica la capacidad de procesamiento de datos. Carver Mead, colega de Moore, popularizó la frase “Ley de Moore” para definir este fenómeno.

Intel comenzó una apasionante jornada, que en la serie de Star Trek se señala como Ad Astra per Aspera, que significa: a través de las dificultades, hacia las estrellas. En este caso, me tomo una licencia y sustituyo la Star Trek, por Intel y la frase quedaría Ad Astra per Diminutum, que significa: a través de las dificultades, hacia lo diminuto.

La guerra de los semiconductores tiene larga historia. Buena parte del capital intelectual de Intel se encuentra en sus competidores y en distintas partes del mundo. La relocalización (nearshoring) de los procesadores comenzó enviando las fábricas a Taiwán (Tsmc) y a Europa (Asml) una tecnología desarrollada por Intel en el diseño de las máquinas que fabrican los procesadores.

Durante el primer periodo del presidente Trump, comenzó la nueva guerra fría que podríamos denominar “La guerra digital” y continuó con el presidente Biden. EUA quiere la industria de los semiconductores devuelta a su territorio y no quiere que China reciba esta tecnología.

El momento que vivimos ha llevado a las empresas de semiconductores a los primeros lugares de las empresas más grandes del mundo: Nvidia y Tsmc, por ejemplo. Esta tecnología libera y habilita la inteligencia artificial, el nuevo recurso digital de nuestra sociedad.

Aquí es donde entra el nombramiento de Lip Bu Tan, nuevo CEO de Intel y una leyenda a sus 65 años. Bu Tan nace en Malasia, es criado en Singapur y educado en California. Es presidente del fondo de inversión más exitoso en semiconductores: Walden International y un empresario con ansias y experiencia para ejecutar. Llega con la cultura de una startup y la urgencia de un fondo de inversión, a dirigir la empresa más emblemática de procesadores del planeta.

En palabras del señor Spock y su cultura vulcana, “larga vida y prosperidad”.