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La frontera digital no está rumbo al cielo, sino hacia lo diminuto. JFN.
China, cada vez que se mueve, tiene que mirar hacia sus 3.500 años de historia. Estados Unidos, nació mirando al futuro.
EUA en su corta historia, ha dado las batallas tecnológicas más importantes de nuestra sociedad. ¿La más importante? La batalla de los chips, los procesadores.
El poder de esta industria bautizó una región geográfica y económica de Estados Unidos: Silicon Valley, y nació bajo el éxito militar después de la guerra de Vietnam, y más tarde con el mercado de bienes electrónicos de consumo. Ha enfrentado dos veces a Asia. Primero frente a los japoneses a finales de los ochenta, con la poderosa industria electrónica de Fuji, Canon y Sony, y ahora frente a China.
En ambas ocasiones, una ley de procesadores desde el Congreso, fue vital. Todo producto digital tiene un chip, como corazón. Bienes electrónicos, de consumo, autos, aviones, computadoras, barcos, armas militares, smartphones y la industria aeroespacial. De los chips depende la seguridad de Occidente y el mundo.
Los procesadores son la base del cómputo y el supercómputo. Las redes de telecomunicaciones tienen un solo propósito, liberar masivas cantidades de datos y procesos de cómputo. Nunca tan juntos chips y redes. La inteligencia artificial es agnóstica.
Durante décadas, los transistores fueron tarjetas electrónicas gigantes, se concentraban por cientos y miles dentro de pisos y cuartos de cómputo. Hoy, la nueva generación de chips puede colocar más de 290 millones de transistores por milímetro cuadrado, e Intel pretende fabricar chips de un millón de millones de transistores para 2030. Hablamos de procesadores de 3 nano milímetros. La ciencia ficción vía la litografía ultravioleta profunda.
Intel pretende la inteligencia artificial everywhere, que llegue a la nube, la computadora portátil, al cómputo al borde o Edge Computing (data center de barrio) y dispositivos móviles. Esto ya desata la mayor y vertiginosa carrera por el control de la inteligencia artificial vía el diseño de procesadores de cómputo, denominados neuromórficos, semejando la capacidad neuronal humana.
El presidente Biden adicionó masivas cantidades de espectro radioeléctrico a la ecuación. Intel prevé una economía del silicio que ya vale US$600.000 millones y US$1 trillón de aportación a la economía global en 2030.
El axioma es: redes de telecomunicaciones + chips neuromórficos + espectro = a capacidad de cómputo = inteligencia artificial.
Grecia es la base de Occidente: filosofía, política y ficción literaria; Roma es el derecho; la Edad media rescata lo grecolatino en monasterios; y el Renacimiento con su explosión creativa es la base de la estética occidental. Miles de años dando tuétano al cuerpo cultural de occidente, pueden palidecer con la llegada de la inteligencia artificial. El mundo no será el mismo.
En este renacimiento digital, Colombia está en la mejor capacidad de conquistar un lugar privilegiado en este territorio. La cadena de valor de los procesadores necesita incrementar valor. Colombia puede fabricar procesadores y ser una capital de centros de datos.
En la geopolítica global, fabricar procesadores es preparar a una generación de ingenieros, analistas, empresas y actividades económicas vitales sobre cualquiera otra economía.
¿Estamos preparados para el Renacimiento Digital?