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Usted habrá probado en su automóvil la opción de presionar un botón en el volante y decirle a su teléfono conectado “llamar a casa”. Si usa iPhone, habrá interactuado con siri. Si posee un smart speaker le habrá pedido noticias o tal vez el estado del tiempo. Si es un usuario sofisticado, quizá ya tenga domótica en su casa y active luces o las cortinas con su voz.
De a poco, casi sin darnos cuenta, las interfaces que nos “escuchan” para ejecutar una acción se están incorporando a nuestra vida, luego de más de 12 años en los que la pantalla del celular y nuestros pulgares sobre ella se convirtieron en nuestra forma de comunicarnos. Vea Whatsapp, que de ser un servicio de chat ha pasado a ser una interfaz cada vez más oral, porque todos nos enviamos mensajes grabados o directamente nos llamamos.
Las redes sociales como Facebook o Twitter, que aún dominan las preferencias de consumo, han incorporado el “audio social”, salas en donde las personas se reúnen a conversar en vivo. Instagram ofrece el envío de mensajes grabados entre sus usuarios. Ya se ha hablado de Discord y de Clubhouse como redes donde el protagonismo lo tiene el audio.
El director de la consultora española Evoca Media, Pepe Cerezo, un especialista en la transformación digital de medios, dijo en una entrevista que “hemos iniciado la década de las interacciones habladas”, después de tantos años de pantallas.
Varios estudios sobre consumo de contenidos están mostrando que hay una creciente preferencia por hablar y escuchar, y hay quienes admiten que valoran más la libertad que el audio ofrece porque les permite realizar otras actividades, mientras que las pantallas comenzaron a agobiarlos.
Los estímulos visuales de Tik-Tok, Instagram o Youtube en el smartphone, la “adicción” a las series de Netflix y el notable aumento de la oferta de propuestas visuales a través de Direct Tv Go, HBO Max, Amazon Prime o Disney +, sumada a las propuestas tradicionales de la TV, conforman un bombardeo de imágenes permanentes del que parece muy difícil despegarse.
Hace unos años, un comercial de una compañía coreana advertía que el exceso de pantallas “invisibilizaba” a quienes estaban a nuestro lado, y recomendaba apagar el celular al llegar a casa. Se estima que nuestra interacción con el smartphone puede superar las 300 veces en un día, lo que representa que cada cuatro minutos estamos mirando nuestro teléfono. Ante esta alienación visual, el audio surge como un refugio.
Aunque no avanza a gran velocidad, el descubrimiento de los audiolibros en Colombia se está convirtiendo en una puerta de ingreso a la lectura. El reciente estudio regional “Encuestapod 2021” ha mostrado que el consumo de podcast está esencialmente destinado a “aprender cosas nuevas”. El audio avanza.
Es que el sonido tiene una ventaja sobre la imagen y es que el ser humano tiene más memoria auditiva que visual, tal como puede comprobarse con un bebé que con solo oír la voz de su madre comienza a sonreír y moverse con alegría.
Las empresas dedicadas al audio, como la radio, tienen por delante un universo de desarrollo increíble en el que ofrecer su conocimiento para conectar a las personas con contenidos de valor, didácticos, educativos y de entretenimiento, porque “no todo es una pantalla”.