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Roberto Fontanarrosa, autor argentino de los mejores cuentos dedicados al fútbol, consultado sobre el comportamiento de Diego Maradona en su vida personal, respondió: “Qué me importa lo que Diego hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía”.
Seguramente le sorprenda que una sociedad entera llore la muerte de un futbolista excepcional pero a la vez un personaje capaz de vivir sin límites, sin responsabilidad, que nunca cumplió el viejo axioma del deportista “ejemplo para los jóvenes”. No lo fue.
Pero Maradona no era solo un futbolista sensacional, también un crack del marketing, que con pequeñas acciones podía convertir un producto en éxito de ventas. Algunas ideas simples que salieron de su cabeza, lo llevaron a ser amado por grandes marcas.
La firma alemana Puma, fundada por Rudolph Dassler, tenía un contrato a perpetuidad con el 10, porque gracias a su imagen, la empresa tuvo el mayor éxito de ventas de sus botines de fútbol “Diego Maradona” en la década del 80. El 10 jugaba en el Napoli, y la empresa le diseñó el botín con su nombre.
Diego Maradona entraba a la cancha con los botines desatados, y cuando pisaba el terreno de juego se persignaba y procedía a atar los cordones. Las cámaras de TV que transmitían vía satélite al mundo, mostraban ese pequeño acto que parecía una cábala, pero no, la propia empresa reconoció años más tarde que ese gesto fue idea de Maradona, y ellos facturaron millones de dólares porque todo joven quería los botines del 10.
Sus prendas de vestir siempre eran de la marca Puma, y fue el pionero en el uso de imagen que hoy está naturalizado entre deportistas y artistas que se ponen una gorra o una sudadera con el logotipo de una empresa.
Los contratos de publicidad eran gestionados por él mismo.
Maradona fue imagen de Coca Cola en campañas de España, Argentina e Italia, de Mc Donald’s en la península ibérica. Años atrás protagonizó un recordado spot de la bebida Guaraná en Brasil, en la que sueña que juega para la verdeamarelha y se despierta repentinamente por tener esa pesadilla. Hasta en China, el 10 hizo giras promocionales que cobraba por cientos de miles de dólares en su época de futbolista.
Recientemente, la plataforma de streaming Netflix había anunciado el estreno de una película sobre Maradona, sin embargo, nunca se pudo ver porque los derechos de uso de imagen del jugador no estaban autorizados por él mismo.
La marca Maradona sobrevivirá y apuesto a que habrá una gran industria de productos que rápidamente pensará en sacar partido de la imagen del astro fallecido.
Esta columna está escrita por un argentino-colombiano que fue feliz en 1986 cuando el país estaba en una severa crisis económica; ese Mundial le dio alegría a cada argentino y le dio un poco de felicidad a un país que venía de una guerra en Malvinas, una dictadura atroz, y decenas de grandes crisis económicas.
El fútbol será una anestesia del dolor o un entretenimiento, pero es inexplicable que tenga la capacidad de generar felicidad y tristeza en partes iguales. Como Fontanarrosa, hoy me quedo con lo que Maradona provocó en mí en mi adolescencia y juventud.