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En 2004 apareció en la industria musical “Gasolina” escrita por el cantante puertorriqueño Daddy Yankee junto a Eddie Dee. En esa época resultó ser uno de los primeros éxitos del naciente género reggaetón. La canción, producida por el dúo dominicano Luny Tunes, llegó a emisoras de todo el planeta en pocos meses. Durante el resto de 2022 y todo el 2023 se volverá a poner de moda en nuestro país nuevamente la sonada canción. El reencauche se debe a la infortunada coyuntura de los subsidios que han dejado al estado colombiano ante un déficit estrambótico en temas de subsidios y precios de los diferentes combustibles. A ella le gusta la gasolina, dame más gasolina.
El Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles subsidia el precio al consumidor final. Sin esos recursos todos los colombianos estaríamos pagando un galón de gasolina cercano a los $19.000 o $20.000. Estos ajustes absorben las diferencias entre costo y precio de paridad internacional. El fondo cubre aproximadamente 70% del precio final de la gasolina y hasta 57% del precio del diésel. Para dimensionar el tamaño del problema, actualmente el déficit del fondo es de 3% del PIB. En términos numéricos $28 billones del año entrante. Esto supone una cifra mucho mayor a toda la ambiciosa reforma tributaria que se radicó.
La explicación que dio el nuevo ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, en la Comisión Tercera del Senado fue una clara alarma que nos permite inferir que habrá una inminente inflación de dos dígitos que se mantendría durante todo 2023. La solución que propone Ocampo, que es la misma que diseñó el gobierno que ya terminó, es hacer aumentos significativos periódicos este año al precio de los combustibles.
El próximo lunes el equipo de gobierno revisará los escenarios. Las fechas y montos de los aumentos resultan ser todo un dilema al que le temen por igual Petro y Ocampo. Si comenten un error se pueden desencadenar de nuevo las protestas sociales, especialmente desde el sector de los transportadores, un gremio nada despreciable. Taxistas, camioneros, conductores de buses y otras profesiones indirectas de la industria del transporte ya están organizando la fecha de las movilizaciones. No pensemos por un segundo que será algo pacífico. Basta recordar paros de transportadores de la historia del país para darse una idea aproximada.
Desde enero de este año y durante todo el primer semestre el Ministerio de Minas y Energía del gobierno Duque no aumentó los precios de los combustibles. El supuesto fundamental era el impacto directo en la inflación. Le dejaron toda la papa caliente al nuevo gobierno que debe tomar decisiones dramáticas y en corto tiempo. Analistas del mercado calculan que por cada $1.000 de aumento en los combustibles, el costo de vida sube aproximadamente 0,65%.
Todos los productos se van a encarecer de inmediato. Si adicionamos los impactos indirectos que Ocampo sabe se generarán sobre el costo de vida, el índice de precios al consumidor podría llegar a nuevos niveles que millones de familias no van a soportar. Dame más gasolina, pero a mayor precio. Petro no quiere ser recordado como el que les encareció todos los productos a los colombianos, pero al parecer es una decisión inevitable.