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El nuevo ministro de Hacienda, Diego Guevara, tiene un reto enorme inicialmente para coordinar las finanzas del país durante 2025. La ley de financiamiento que había nacido muerta, perdió las pocas posibilidades de seguir subsistiendo con la renuncia reciente de Ricardo Bonilla. El hueco en el flujo de caja sigue para el gobierno. El recorte del presupuesto en cerca de $28 billones para 2024 va a tener que repetirse en el siguiente período. Viene necesariamente una apretada de cinturón, en efecto, un camino enredado para Guevara. Remediar el problema tiene que ir de la mano ahora de creatividad y nuevas ideas.
En medio de las dificultades económicas y jurídicas que tuvo Bonilla, siempre mantuvo a Colombia dentro de los parámetros que exige la ley de la regla fiscal. El Comité Autónomo de la Regla Fiscal, Carf, se había pronunciado hace meses, advirtiendo que el gobierno quería cambiar la fórmula, buscando permitir un mayor nivel de deuda para solventar los gastos de funcionamiento principalmente. El ministro saliente nunca cruzó la frontera de volarse el límite. En ese sentido prevaleció más la prudencia y ortodoxia de sus conocimientos teóricos, por encima de ideologías o afanes que trae la falta de liquidez. Un segundo tema para destacar de su gestión, es que logró darle continuidad al desmonte de los subsidios que se venían haciendo en los diferentes tipos de combustibles. El costo político fue alto pero al mirar en retrospectiva, es otra de las banderas de responsabilidad fiscal que logró.
Queda un gran pendiente que deberá seguir empujando el nuevo funcionario, en la medida de sus posibilidades dentro de la Junta Directiva del Banco de la República: la reducción de las tasas de interés. Nuestro banco central ha venido moviendo los puntos básicos de una manera gradual, controlando la inflación, pero a un ritmo mucho menor del que quisiera el gobierno y algunos agentes del mercado. Por las credenciales académicas, y su anterior posición dentro del ministerio, podemos esperar un elevado nivel de debate dentro de la junta del Banrep para buscar la política monetaria adecuada para Colombia.
Un gran desafío va a ser también lidiar con los impactos fiscales del recién creado monstruo de siete cabezas dentro de la ley que promulgó el actual ministro de Interior Cristo. La nueva fórmula del Sistema General de Participaciones impacta las finanzas de la nación en cerca de $38 billones. Una irresponsabilidad mayúscula de los congresistas que apoyaron la creación del esperpento, especialmente cuando a futuro va a ser un tema muy difícil de desmontar nuevamente.
A mi juicio, el mayor problema al que se va a enfrentar Guevara es que deberá promover condiciones para que el PIB sea positivo y que el ritmo del crecimiento económico comience a ser mayor del observado en los últimos periodos. Si no hay crecimiento importante se seguirán presentando faltantes de caja, pues la Dian va a tener naturalmente un menor recaudo. Si o si deberá rediseñarse la forma en la cual las entidades del Estado ejecutan su presupuesto, ya que ahí está la gran contradicción, no se ejecutó en su totalidad pero por alguna razón hay faltante de caja. ¿A dónde se fue el recurso? He ahí la pregunta que nadie quiere contestar.