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En anteriores columnas con este título había hablado de ciertos problemas turbulentos de la salud. En esta ocasión me enfocaré en la capital del Departamento del Meta. El Hospital Departamental de Villavicencio está agonizante. En estos momentos no hay manera de atender a los pacientes con calidad y oportunidad, lo que ha llevado a una gran protesta del cuerpo médico. Las finanzas no cuadran, y hay muchos cuestionamientos sobre los procesos de tercerización de los servicios. Según los médicos que trabajan en el día a día, la mayoría de servicios que son rentables han sido entregados a proveedores, por esto es que el hospital no se sostiene de ninguna manera. En el caso del servicio de nutrición, las imágenes, el laboratorio y la farmacia fueron entregados a contratistas y todo esto ha pasado durante las dos últimas administraciones.
En el hospital no hay contrato preventivo de mantenimiento de la infraestructura. Las condiciones son muy variables debido a que las máquinas a veces funcionan y a veces no. Los médicos no tienen de repente cómo hacer un cuadro hemático, requisito muy importante y mínimo para tener un servicio de diagnóstico de salud en casi cualquier paciente. Otro médico denuncia que sorpresivamente se acabaron los reactivos para detectar sífilis en niños, mientras que otro explica que no hay material básico para hacer suturas. Los ejemplos son innumerables.
Los medicamentos con los que cuentan, muchas veces son de dudosa calidad. En urgencias hay pacientes que los dejan días, y hasta semanas sentados porque no hay camillas. Cuando un médico va a hacer un trabajo especializado puede encontrarse con que no prenden los monitores, y al no contar con elementos para intervenir, muchas veces llevan los elementos de afuera, pagados por ellos mismos para intervenciones quirúrgicas o para las sencillas atenciones. Los ascensores están dañados y es por esto que no hay cómo llevar a los pacientes de urgencias a las salas de cirugía, los ginecólogos muchas veces han tenido que atender partos a mano limpia. Muchos pacientes denuncian que han visto en riesgo su salud, a pesar de la buena voluntad de los profesionales de enfermería y con el conocimiento pleno de las posibles contingencias que todo este cuadro complicado genera.
Una vez los médicos le dijeron al defensor del pueblo regional: “En este momento es más riesgoso que un paciente entre al hospital a que se quede afuera”. Las agremiaciones y sindicatos han enviado decenas de cartas e intentado abrirse espacio con los diferentes entes de control y medios de comunicación con muy pocos resultados. (Ver cartas)
La canción de Juan Luis Guerra hecha a la medida del Hospital de Villavicencio. Mientras tanto el director de la entidad, el señor Juan Carlos Triana Pérez, ha prometido soluciones pero ninguna se ha visto. De hecho, cuando empezaron a hacer protestas públicas dentro del Hospital persiguieron a todos aquellos que fueran en contravía de la institución. En su momento dejó sin trabajo a 150 mujeres madres cabeza de familia que habían estado participado de plantones. Recientemente se abrió un proceso de licitación por más de $2.900 millones, con el cual se espera subsanar toda esta problemática. Curiosamente el tiempo de apertura y cierre de la licitación fue de apenas dos días. (Ver Licitación). Ojalá los organismos de control revisen a quien le van a adjudicar este rápido proceso, pues las observaciones de los interesados parecen no tener eco en la administración. (Ver Respuesta)
Ñapa: Es inadmisible que los congresistas del partido conservador esté impulsando proyectos tan insulsos como el 082 de 2014 “por medio de la cual se establece el código de ética y régimen disciplinario de las profesiones que se desarrollan en el marco de las relaciones internacionales y afines”. El proyecto busca crear una nueva entidad que expida y reglamente el uso de tarjeta profesionales a los politólogos y otros estudios internacionales. La Asociación Colombiana de Ciencia Política (Accpol) y las universidades con facultades de Ciencia Política han rechazado la iniciativa pues los profesionales de ese gremio no ven por ningún lado el objetivo. Nadie entiende cuál es la ganancia para el país con este nuevo esperpento, especialmente cuando se requieren reformas urgentes. Que dejen de hacerle perder el tiempo a los colombianos.