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En varias oportunidades he sido testigo de las conferencias que a lo largo de los años el paisa Carlos Londoño ha realizado contando la historia de su empresa On Vacation. Siempre comienza el relato explicando una situación personal que vivió, el episodio de su paseo de promoción del colegio, en donde vio una oportunidad de mejorar la experiencia. Por más de dos décadas Londoño ha expandido el negocio, en lugares diversos del territorio, ofreciendo diferentes alternativas de financiación y variedad de experiencias para viajeros. Recientemente, les otorgaron un crédito de $139.000 millones por parte del BID para implementación de energías renovables en hoteles.
Por vueltas de la vida, y curiosas relaciones personales, algunas amistades de Londoño miembros de la fuerza pública, lo propusieron para estar al frente de las diferentes empresas que hace cinco años se lanzaron al rescate de Helicol, hoy en proceso de reorganización. Recordemos que Helicol hace muchos años pertenecía al Grupo Santo Domingo y en 2004 pasó a manos del empresario boliviano Germán Efromovich. Por acumulación de deudas, finalmente en 2019 Helicol se acogió a la Ley de Insolvencia ante la Superintendencia de Sociedades. Uno de los grandes contratos que consiguió Helicol recientemente fue con Ecopetrol para prestación del servicio de transporte aéreo en puntos específicos del territorio firmado en agosto de 2024.
El lunes, los auditores de Ecopetrol debían inspeccionar la navegabilidad de dos helicópteros y las condiciones de seguridad de la base de operaciones en Casanare. La estatal petrolera explicó públicamente que las condiciones pactadas en el contrato no se cumplieron, lo que generó una situación crítica para iniciar las operaciones. El representante legal de Helicol, Santiago Triviño, ha publicado amplia documentación intentando desvirtuar el presunto incumplimiento. Según Triviño, han tenido que enfrentar obstáculos administrativos que han dilatado los procesos necesarios para las inspecciones requeridas. La Dian y la Aeronáutica Civil han sido protagonistas del problema, ya que Helicol se ha enfrentado a diferentes obstáculos que le han impedido realizar procedimientos técnicos para poner las naves a disposición de Ecopetrol. Lo grave es que los helicópteros no tienen los documentos importantes para poder operar como el permiso de antinarcóticos. El incumplimiento viene por no tener las máquinas legalizadas en debida forma.
Ecopetrol ya decidió no continuar con el contrato. Sencillamente los helicópteros no están disponibles. No habrá una segunda oportunidad. La única alternativa que le queda a Helicol, como lo han expresado públicamente, es una demanda civil contra el Estado. Helicol dice tener pruebas para demostrar que los obstáculos, especialmente de la Aeronáutica Civil, generaron una fuerza mayor.
Una de las fuentes internas de la compañía me confirmó que además de todos los problemas del contrato, en Ecopetrol no hay buena sintonía con el audaz empresario Londoño. Les pareció sospechoso que intentó por todos los medios ocultar su presencia al frente del grupo de empresas que lideran la reorganización de Helicol. Para mí, todavía es un misterio cómo Londoño, con su habilidad empresarial, quedó atrapado en esta incómoda situación.