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La plenaria de la Cámara de Representantes decidió aplazar esta semana la continuidad de la discusión de la reforma a la salud propuesta por el gobierno. La iniciativa ingresa al congelador, probablemente por unos días, pero con una seria posibilidad de quedarse ahí por un buen tiempo. Finalizadas las elecciones regionales el panorama político tiene dos hechos negativos para el gobierno. El primero es la crisis actual que viven EPS Sanitas y Cruz Verde. El cruce de comunicados, declaraciones y publicaciones en redes sociales de los últimos días ha desdibujado el debate serio y filosófico convirtiendo el tema en una confrontación. Algunos miembros del gobierno que históricamente han usado el formato de choque para hacer campañas políticas se sienten cómodos en ese terreno. Una cosa es hacer campaña y otra administrar. Nadie razonable puede pensar que el ambiente enardecido va a ayudar a encontrar soluciones. En el fondo hay otros líderes afines al gobierno Petro que han señalado que esa confrontación puede destruir del todo el avance del proyecto en el Congreso.
El segundo fenómeno que se tiene que observar es la estruendosa derrota para Petro en las elecciones. El mapa político es muy diferente al de 2022 cuando se eligieron los congresistas actuales. Los dos candidatos del gobierno en Bogotá y Medellín, por ejemplo, fueron pulverizados por Carlos F. Galán y Federico Gutiérrez respectivamente. Representantes de los partidos afines al gobierno advirtieron en el debate de la Cámara que una segunda derrota, en tan pocos días, podría tener consecuencias políticas devastadoras a largo plazo.
Estas situaciones llevaron a que varios congresistas de izquierda, que siempre han apoyado al gobierno, se unieran rápidamente a los firmantes de los partidos de oposición para solicitar el aplazamiento de la iniciativa. Mientras unos apuntan a que el texto se autodestruya en el congelador, otros le juegan a que pasen unos días y que los ánimos se calmen un poco. Como en algunos deportes a veces los equipos que van perdiendo usan la estrategia de quemar tiempo para frenar la inercia de quien va ganando.
Lo más grave de la crisis lo denunciaron Acemi y las asociaciones de pacientes. El caso del no pago de EPS Sanitas, al recibir tarde y de manera insuficiente los recursos por parte de Adres, es apenas el inicio de una extensa película de terror. Hay cartera por pagar de miles de millones de pesos de varias de estas entidades a clínicas, hospitales, droguerías y otros proveedores que actualmente están financieramente ahogados. La Contraloría, como le corresponde, anunció apertura de investigaciones correspondientes a los involucrados. Ojalá los funcionarios del ente del control tengan la capacidad de descubrir los detalles de lo que realmente pasa detrás de cámaras. Desde la época del Fosyga hasta hoy, nadie ha sido capaz de explicar cuál es la razón para la excesiva demora en los pagos.
Mientras tanto el tema del desabastecimiento de algunos medicamentos ha pasado a un segundo plano, con miles de pacientes en situación de alto riesgo, pesimistas con las extrañas explicaciones del ministro Jaramillo. Al parecer no le importan las vidas de los pacientes. Triste ver cómo un médico olvidó tan fácil su juramento hipocrático.