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La accidentada jornada que vivió Bolivia esta semana, con el fallido intento de golpe de estado, es apenas una muestra de una gran tensión que se vive en ese país, no únicamente por el ambiente político. El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, informó en rueda de prensa de la captura del presunto general golpista Juan José Zúñiga. Unas horas después Zúñiga acusó al presidente de Bolivia, Luis Arce, de haberle pedido hacer algo para aumentar su popularidad, incluyendo sacar tanquetas a las calles. El Gobierno de Bolivia publicó un comunicado en el que rechazó cualquier señalamiento de supuesto autogolpe. Queda el gran manto de duda de si estamos ante una fachada o escena teatral convertida en fake news.
Detrás de cámaras hay una gran lucha de poder por el manejo del litio. Bolivia, Argentina y Chile concentran más de la mitad de las reservas de este precioso elemento a nivel mundial. Hace 16 años cuando al frente del gobierno estaba el presidente Evo Morales decidió nacionalizar el litio en ese país. En el transcurso de este Siglo XXI el litio se ha convertido en uno de los metales críticos para la fabricación de baterías eléctricas o almacenamiento de energías renovables. No por nada se le conoce en esos tres países como el “oro blanco”.
Un mayor suministro de litio es fundamental para todo el proceso de transición energética que está viviendo la humanidad. El futuro de los sistemas de transporte y por supuesto el almacenamiento de energía depende de las baterías de iones de litio. La demanda se ha triplicado a nivel global desde el año 2017. Los expertos técnicos de la Agencia Internacional de Energía advierten que la demanda podría multiplicarse por diez para el año 2050. En cifras concretas el mercado está creciendo entre 250.000 y 300.000 toneladas de carbonato de litio, una tasa compuesta anual cercana a 20%. Con estos números habrá un déficit de suministro de litio para la década de 2030, lo que genera una gran presión para aumentar su producción y procesamiento. Las inversiones a largo plazo para este tipo de proyectos son fuertemente intensivas en capital. Las proyecciones de precio del litio muestran crecimientos de tipo exponencial en las próximas tres décadas.
La incertidumbre en el mercado inevitablemente está amarrada a las fuertes tensiones geopolíticas. En Argentina, por ejemplo, los proyectos de litio enfrentan una evidente falta de infraestructura por lo cual las empresas mineras propusieron un cambio estratégico al nuevo gobierno de Javier Milei. En Chile, el gobierno de Boric presentó un plan llamado “Estrategia Nacional del Litio”, en donde se invita a participar del negocio tanto a compañías privadas como las públicas, pero controlados por una empresa estatal. El plan busca promover el desarrollo científico con actividades de investigación para encontrar un mayor valor agregado a los productos de litio. En Chile quieren integrar a las comunidades indígenas de alguna manera. A comienzos de junio, Boric estuvo de visita en Alemania, que se espera sea el gran aliado estratégico internacional del proyecto. Los alemanes se aburrieron de intentar negociar con los diferentes gobiernos bolivianos. Nunca obtuvieron respuesta ni encontraron voluntad política.