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Analistas 26/10/2018

Las víctimas sí importan

Luego de escuchar las desgarradoras declaraciones de Luis Eladio Pérez, hablando sobre lo que fue su secuestro, sorprende la forma como algunos olvidan el pasado y otros todavía lo tienen muy arraigado.

Una situación tan dolorosa como un secuestro seguramente no se olvida nunca y deja traumas personales para la víctima y su familia por años. Las heridas a veces nunca curan.

Las víctimas, no solo de secuestro, sino de todas las atrocidades y delitos de lesa humanidad que cometieron los guerrilleros necesitan más allá de un perdón simbólico. Se requiere una reparación. Es parte fundamental del acuerdo de paz y han pasado meses y no se ve nada de ese tema.

Teóricamente hablando, hoy Colombia está mejor que cuando la guerrilla estaba activa, insertada en decenas de poblaciones del territorio y en la mayoría de las selvas. Es mejor tener un acuerdo de paz que no tenerlo.

Es mejor dejar de destinar recursos para combate de un conflicto irracional, que seguir intentando la solución de una manera no pacífica. Es mejor que los nuevos desmovilizados estén hoy intentando hacer política que cuando estaban matando poblaciones enteras, reclutando niños, cobrando vacunas y extorsiones e inundando de narcotráfico al mundo.

Todos esos análisis se caen de su peso. Tal vez la mayoría simplemente dejó de hablar de un tema que nos carcomió. Como cuando un paciente recupera la salud y no vuelve a hablar de la enfermedad que acaba de superar. Por eso se vuelve tan relevante recordar, y analizar detalladamente las palabras de alguien como Luis Eladio Pérez.

Aún hay víctimas y familias enteras sin reparación. Mientras haya una víctima sin reparar, no habrá acuerdo de paz completo. Mientras exista, así sea una sombra de duda, sobre la reclamación sin atender de una madre que perdió a su hijo soldado o policía en combate, no podemos seguir simplemente mirando hacia adelante como si nada.

En otros países que han tenido conflictos internos, o que han participado de las guerras, existen entidades encargadas específicamente a atender a la población de las víctimas, con asignaciones presupuestarias detalladas y cuantificadas.

Nosotros en nuestro país simplemente no tenemos plata del Estado para todo el mundo. En las últimas semanas se ha evidenciado una fricción entre la JEP y la Fiscalía General de la Nación por lo bienes de los miembros de la guerrilla. Las cifras no cuadran.

Hay una tremenda asimetría entre el inventario oficial del acuerdo de paz que tienen en la JEP y las pesquisas e investigaciones que adelanta el fiscal Martínez. La revista británica The Economist ya había evidenciado en 2016 que la guerrilla antes de la desmovilización tenía muchos más bienes y activos que lo que ofreció en el acuerdo. Los británicos hablaban en su publicación de varios billones de pesos, incluyendo cuentas en el exterior y testaferros.

La sociedad colombiana se debe parar en la raya y forzar a que se entreguen todos los bienes para la reparación de las víctimas. No podemos dejar esa cruzada sólo en cabeza del fiscal Martínez.

Sin una reparación adecuada estaremos creando para el futuro nuevos problemas que hoy no tenemos. Por un segundo, al ponerse por ejemplo en los zapatos de alguien que haya sufrido un secuestro, comienza uno a dimensionar lo grave del drama.

El caso de Luis Eladio Pérez no es una declaración más que sale a diario en los medios de comunicación. Es una tarjeta amarrilla para todo el país. Las víctimas sí importan.

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