Más sufrido que nunca

En el bestseller ‘Sapiens’, escrito hace más de 10 años por el historiador israelita Yuval Noah Harari, además de resumir en menos de 500 páginas los grandes momentos de la historia de la humanidad, explica la forma en que hemos logrado sobrevivir como especie a lo largo de los milenios. Harari hace notar a sus lectores que los seres humanos tenemos de manera inherente algunas características especiales que tienen pocas especies en la naturaleza.

En un gran resumen se podría decir que según el autor los seres humanos, a diferencia de los animales, son capaces de crear varios lenguajes, tienen una alta dosis de capacidad de adaptación y son especialmente buenos trabajando en equipo, o en manadas, como originalmente lo hacíamos.

Dos de esas características se vieron reflejadas el miércoles pasado durante un turbulento partido semifinal de la Copa América frente a los uruguayos. La selección Colombia enfrentó un segundo tiempo enmarcado en una serie de condiciones atípicas y hostiles. Ningún analista antes del juego hubiera pronosticado que el equipo colombiano terminaría clasificando a la final sin la presencia en el campo de Luis Díaz o James Rodríguez.

Santiago Arias y Yerry Mina en defensa ayudaron con su ingreso inesperado a contener los atropellados intentos de ataque de Luis Suárez y Darwin Núñez. Con la expulsión en el primer tiempo del lateral Daniel Muñoz, el líder de la manada afuera del terreno, Néstor Lorenzo, demostró con un ejemplo contundente lo que bien describió el autor de Sapiens en cuanto capacidad de adaptación. No es fácil encontrar entrenadores que arriesguen todas las fichas en pocas jugadas. Lorenzo resignó el ataque a lo mínimo, apelando únicamente a los esporádicos contragolpes.

Curiosamente Colombia tuvo oportunidades de gol más claras con ese sistema que los uruguayos que con uno más nunca descifraron cómo romper nuestra defensa. Con un juicioso oficio, una improvisada mezcla de titulares y suplentes plasmaron de manera contundente en la cancha el segundo concepto del libro: capacidad de trabajo en equipo. Colombia entendió muy rápido que su única opción era frenar, entorpecer, demorar, asfixiar, ralentizar y derretir el juego con el paso de los minutos.

La ansiedad se apoderó del rival mientras la manada defendió el botín obtenido al mejor estilo de los hombres de las cavernas cuando conseguían comida y no se la dejaban quitar de los tigres.

El próximo domingo tenemos como rival en Miami a los actuales campeones del mundo, que además son los últimos campeones de la Copa América (ganada como visitante frente a Brasil). Messi y su grupo tienen un día más de descanso. Transcurrieron un camino menos accidentado que el de Colombia, dos veces enfrentaron a Canadá y su partido más complicado resultó ser contra Ecuador. Las casas de apuestas piensan que el ganador será nuevamente Argentina.

Colombia tiene una seria posibilidad de levantar por segunda ocasión una Copa América. Lorenzo junto a la manada deberían revisar milimétricamente el primer partido del pasado Mundial de Catar. Ese día Argentina cayó en Lusail 2-1 con Arabia Saudita. Si sumamos ese ejemplo a lo que ya hicimos frente a Brasil y Uruguay no habrá gaucho que nos quite el botín. Eso sí, será más sufrido que nunca.