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Luego de varias semanas en el proceso de vacunación masiva en Colombia, finalmente el Gobierno Nacional aceptó sentarse en mesas de revisión y negociación con las empresas privadas, que han venido pidiendo revisar la posibilidad de su participación en el Plan Nacional de Vacunación. El ministro de Salud, Fernando Ruiz, aclaró que solo dentro de dos semanas se conocerá el decreto definitivo de reglamentación de la iniciativa. Dentro del sector privado, por ejemplo, las droguerías pueden apalancar los cuellos de botella de logística y complementar las redes de las clínicas e IPS para que haya una mayor capilaridad de vacunación. Los empresarios del sector transporte y de servicios de mensajería también han ofrecido su conocimiento y capacidad instalada para complementar los servicios que permiten la llegada a ciertos municipios apartados. Hay una lista de varias iniciativas que permitirían que la vacunación termine siendo más rápida y eficiente que lo planeado originalmente.
La negociación del sector privado y las multinacionales farmacéuticas tiene un componente de análisis económico importante. Si los privados están dispuestos a pagar un precio superior al de negociación entre farmacéuticas y Gobierno, podría haber un estímulo perverso de dar preferencia en la cadena de entrega a los de mayor precio. Los asesores del Ministro y de la Presidencia han advertido de este fenómeno, que se podría acrecentar en la medida en que haya escasez de volumen o que alguna farmacéutica disminuya sus ritmos de producción o de distribución. Este mercado entre privados y multinacionales, por fuera de los acuerdos de gobiernos, se puede convertir en un mercado secundario de altos niveles de especulación en precios y tiempos.
La mesa de revisión tiene presente ese punto de los precios, junto a otros elementos jurídicos de negociación. Se debe generar un mecanismo para garantizar que a partir de la fase 2 no haya un descontrol en la información. Es muy importante que, dentro del sistema de salud, las EPS mantengan los registros actualizados de los que se vayan vacunando, pues la idea de ciertos empresarios es adquirir las vacunas para sus empleados directos y poder tener un regreso más rápido a la normalidad comercial. Ese afán no puede ir en contravía de la necesidad de tener unas bases de datos organizadas.
En términos generales es una muy buena noticia que se permita la participación de privados. Ojalá que las reglas de juego que se establezcan en el decreto permitan agilizar el día a día, complementar los esfuerzos del sistema de salud y reducir la variable más cruel y despiadada de todo proyecto: el tiempo. Es inevitable pensar que algunas unidades terminarán siendo revendidas en el mercado negro. En este caso la vacuna tiene una demanda gigante, una limitada oferta, lo que lleva a pensar que el precio estaría por las nubes. Inclusive para algunos, la vacuna podría ser un bien de los que los economistas denominan “Giffen”, en donde se produce la paradoja de que la demanda aumenta a medida que sube el precio. Es importante garantizar que este decreto no termine en un acaparamiento de unidades por parte de ciertos privados y que se deje sin la vacuna a otros tantos colombianos. Unos con vacuna privada y otros privados de vacuna.