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Según estudio de la firma especializada Statista Digital Market Outlook, al cierre de 2019, la mayoría de los suscriptores en el mundo de servicios de streaming multimedia provienen principalmente de dos países en donde los ingresos son grandes y sostenidos.
En Estados Unidos la industria del streaming ya mueve US$11.420 millones anuales y en segundo lugar está China con US$1.782 millones anuales. En América Latina Brasil y México representan los dos mercados más grandes con US$288 millones y US$191 millones, respectivamente.
Colombia no está lejos, nuestro país ya tiene un volumen de ingresos de US$151 millones anuales en servicios de streaming, lejos todavía de las grandes potencias, pero muy por encima de otros países de la región.
El mercado ha cambiado y todos los que tenemos que ver con la industria de la televisión nos hemos visto forzados a cambiar también. Para cualquiera que esté en un programa, o contenido en televisión (no importa si es abierta o por suscripción) nuestros principales competidores a futuro son Netflix, Disney +, Hulu, Amazon Prime Video y otra serie de plataformas que van a ir apareciendo gradualmente con contenidos de nicho.
En cualquier momento de 2020 el número de suscriptores a servicios de streaming en el planeta va a superar los 1.000 millones. Esto supone un 13% de los 7.500 millones de seres humanos que habitamos la Tierra. Para 2030 esa proporción superará la tercera parte de los seres humanos.
Estos cambios en la industria audiovisual han generado un replanteamiento del modelo económico, un reacomodo brusco de la torta publicitaria. En nuestro país, los cableoperadores, los canales privados y la televisión pública han sentido el choque. Como en toda dificultad también hay una oportunidad.
Para algunos creadores de contenido una gran oportunidad.
Hoy vemos que ya hay nuevas convocatorias para desarrollo de contenidos específicos que abrió el Ministerio de las TIC. Los canales regionales, con el cambio reciente de alcaldes y gobernadores muestran caras nuevas, contenidos frescos y especiales, que demuestran que la gente se ha visto forzada a reaprender y a entregar un producto de mayor calidad y relevancia.
No es gratuito que Rtvc, por ejemplo, haya sido nominada a 22 categorías de los próximos premios India Catalina, que llegan a su edición IIVI. El de Rtvc es un modelo de televisión que no vive de la pauta publicitaria, se financia diferente y puede competir con los grandes de Colombia y el mundo.
En los canales de televisión por suscripción de los operadores hay contenidos buenos, en los canales privados hay muchos también, y los televidentes confirman con ratings y percepciones, que la calidad audiovisual de nuestro país es superior a la de otras latitudes. Hay gente buena, talentosa y profesional. Hay familias enteras que viven de la televisión y han luchado contra la marea hasta encontrar el reacomodo. La tecnología nos obligó a reinventar, nos obligó a repensar.
Cuando los creativos colombianos desarrollan nuevas ideas generan contenidos únicos. La lucha es muy desigual y las plataformas multinacionales tienen flujo de caja y capacidad de escalar rápidamente en nuevos mercados. Esto quiere decir que el reto no termina nunca. Es cada día más difícil, pero estoy seguro de que nuestra industria audiovisual buscará la manera de seguir vigente. El talento colombiano es formidable. Es cuestión de reinventarse todo el tiempo.