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ANALISTAS 29/11/2024

Susana Bruteal

El artículo 20 de la Constitución establece que todas las personas tienen derecho a expresar y difundir sus opiniones y pensamientos. Esta semana vivimos un episodio lamentable en nuestro Congreso, en donde además las opiniones de los parlamentarios tienen un fuero especial del que gozan para efectos jurídicos. Una Representante a la Cámara del Pacto Histórico que estaba criticando la calidad del sistema educativo nacional luego expresó que los padres que enviamos a nuestros hijos a los colegios lo hacemos como una forma de violencia y adoctrinamiento. Las críticas no se hicieron esperar, la representante logró la atención de todo el país con su exótica opinión.

La educación es uno de los factores más influyentes en el avance y progreso de personas y naciones. Los conocimientos elevan el nivel de discusión de una sociedad. El proceso educativo en colegios y universidades enriquece la cultura, impregna valores y lo más importante desarrolla un proceso de toma de decisiones. Decenas de estudios demuestran que la capacidad de un escolar con cartón de bachillerato es significativamente superior a la de un joven que no accede al sistema educativo. Varios economistas ganadores de Premio Nobel coinciden en que la educación se convierte en una variable definitiva para alcanzar mejores niveles de bienestar social y de crecimiento económico.

El estadounidense Michael Kremer, quien ganó el Premio Nobel de Economía en 2019, asegura que los países deben “invertir de manera constante” en la educación e innovación. Kremer reitera que la humanidad debe profundizar en un tipo de educación mucho más dinámica e interactiva: “La gente aprende más y mejor cuando hace cosas, no simplemente cuando está leyendo una pizarra. Hay que realizar mediciones de campo, hay que hablar con los estudiantes y saber qué opinan de sus profesores y de lo que están aprendiendo. Hay que hacer de la inversión en la educación una constancia, revisar, contrastar. Eso es lo que hacen empresas como Amazon o Microsoft, que siempre buscan el desarrollo de probar cosas nuevas, de escalar

Con una fuerte inversión en educación, los países logran nivelar desigualdades sociales, mejorar la calidad de los empleos e impulsar el avance de la ciencia. No es casualidad que las grandes potencias del mundo sean los países con mejores instituciones educativas y en donde más se invierte. Estados Unidos, Alemania, China son ejemplos de naciones que no degradan su inversión en educación e investigación. Esto lo veremos a lo largo de todo este siglo cuando se acreciente la carrera por la inteligencia artificial.

Otro Premio Nobel de Economía, Joshua D. Angrist, asegura que hay un consenso mundial de investigadores que han demostrado que existe un efecto causal de la educación en los ingresos de las personas. Los tres ganadores de 2024: Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson lo recibieron por sus estudios empíricos y teóricos que exploran las diferencias en la prosperidad de las naciones. Ellos plantean nuevas estrategias para entender la desigualdad, y en todas partes de sus investigaciones aparece la educación como variable primordial. En ninguna parte veo que eso sea considerado como violento. Le creo más a los ganadores del Nobel que a una congresista desinformada.

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