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La palabra más importante del management es resultados. De todo directivo esperamos resultados. En el estudio del cerebro humano, uno de los conceptos más importantes es el de la neuroplasticidad. Según esto, el cerebro es capaz de moldearse y adaptarse, lo cual significa que podemos aprender a gestionar la mente con el fin de obtener los resultados que queremos. En resumen, podemos poner el neuromanagement al servicio de la consecución de resultados mediante la neuroplasticidad. ¿Cómo lo hacemos? Pues bien, de eso trata esta columna.
El cerebro es uno de los órganos más complejos del ser humano y su complejidad radica en su cantidad de conexiones y sus consecuentes efectos físicos. Lo importante para los directivos es que las conexiones cerebrales van entre el sistema límbico, el sistema reptiliano y el sistema de la corteza cerebral. Es decir, se trata de conexiones entre nuestras respuestas a las situaciones que nos ofrece el entorno, bien sea, el movimiento, las emociones o el pensamiento lógico.
Es de nuestro interés saber que en el sistema límbico tenemos la amígdala que se encarga de las emociones.
Volvamos al management. El instrumento principal para alcanzar resultados en el management es la toma de decisiones. Pues bien, la mayoría de las veces tomamos decisiones equivocadas porque nuestro cerebro está funcionando de manera equivocada. Me explico: cuando decidimos bajo las emociones como el miedo, la ira o la tristeza, nuestro cerebro está atrapado por la amígdala y, en consecuencia, decidimos mal por falta de lógica, racionalidad y objetividad.
Cuando estamos capturados por las emociones, nos convertimos en personas con baja racionalidad y objetividad y, en consecuencia, alcanzamos menores resultados y no logramos nuestros objetivos.
Debemos, entonces, evitar que el cerebro sea capturado por las emociones. Esto se logra siendo más racionales, pausados y, sobre todo, más serenos a la hora de tomar decisiones.
Veamos qué debemos hacer para decidir desde la racionalidad del cerebro, que proviene de la corteza prefrontal, o sea, la lógica, desde la amígdala cerebral.
En primer lugar, tenemos que ser más prudentes. Esto significa que cada decisión debemos verla desde varias perspectivas. Con ello, es necesario pedir consejo, discernir, deliberar, evaluar que esté exenta de sesgos y, sobre todo, libre de emociones como el miedo o la ira.
En segundo lugar, debemos usar la técnica de la pausa en el pensamiento, que consiste en disponer de un semáforo mental en el que paramos, pensamos y reflexionamos y, luego, decidimos lo que más nos conviene según las circunstancias. Evitemos precipitarnos.
En resumen, el neuromanagement nos ayuda, sobre todo, a controlar nuestras emociones y a actuar a partir de la objetividad de la realidad mediante el uso de nuestra lógica, racionalidad y, especialmente, nuestro sentido común y experiencia.
Te invito a evitar los sesgos emocionales por ego, ira, rabia o miedo. Todo en la vida lo podemos ver desde una perspectiva más amplia, con lo cual podremos decidir mejor y, en consecuencia, podremos alcanzar los resultados que queremos, porque el management es para eso, combinado con la neuroplasticidad del cerebro.
El maestro español, Ramón y Cajal tenía toda la razón sobre nuestra capacidad, porque decía que “toda persona puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro” y, por eso, debemos usar nuestro cerebro a nuestro favor. Recuerda: cuando sube la emocionalidad baja la racionalidad.