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Analistas 16/03/2017

Aproximaciones al Bien-Estar

Jorge Iván González
Profesor de U. Nacional y Externado
La República Más
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El premio Juan Luis Londoño le fue otorgado a Juan Miguel Gallego de la Universidad del Rosario y, de manera póstuma, a Ximena Peña de la Universidad de los Andes. Entre los diversos aspectos que tocan las investigaciones de Juan Miguel, destaco su preocupación por la comprensión del significado del bien-estar, y por su medición.

La teoría económica siempre ha indagado por el bien-estar de la población. Desde los diálogos socráticos se insiste en que la riqueza es una condición necesaria pero no suficiente para conseguir la felicidad: “ni el hombre virtuoso soportaría fácilmente la vejez en medio de la pobreza, ni el no virtuoso, cargado de riquezas llegaría a encontrar satisfacción en ellas”. Para ser feliz, además de la riqueza, se requiere que haya virtuosidad. En el siglo XVIII, Bentham muestra que las porciones de riqueza son porciones de felicidad. Y, por tanto, el aumento de los recursos incide en el bien-estar. Bentham también es consciente que la riqueza no es la felicidad, pero considera que es un instrumento apropiado, aunque imperfecto, para medir la felicidad.

Juan Miguel ha desarrollado varias investigaciones sobre el bien-estar y su medición. Entre los diversos temas que él ha tratado resalto tres: estratificación, segregación y balance neto impuestos/subsidios. Juan Miguel aborda estos problemas desde la academia, pero pone en evidencia sus implicaciones sobre la política pública.

La estratificación en Bogotá ha llegado a una situación límite, y ya no discrimina. La población cada vez se concentra más en los estratos 2 y 3. En el 2014, el 77,3% de las personas estaba clasificadas en estos dos estratos. Inicialmente la estratificación cumplió con la función que le correspondía: diferenciar la población en función de ciertas características socioeconómicas. Pero con el paso del tiempo se fue convirtiendo en un mecanismo endógeno de segregación.

La segregación socioeconómica se ha incrementado en ciudades como Bogotá. Al mejorar la distribución del ingreso se combate una causa estructural de la segregación. Y desde el punto de vista espacial habría dos alternativas para reducir la segregación. Una, es mezclar hogares de diferente nivel socioeconómico. Y la otra, menos compleja, consiste en mejorar los equipamientos de tal forma que se distribuyan de manera equitativa en la ciudad.

El tercer tema en el que Juan Miguel ha aportado es el balance neto entre impuestos y subsidios. El conocimiento de esta relación es fundamental para una buena gestión publica. La relevancia del balance neto fue puesta en evidencia por la Comisión Sarkozy, en la que participaron Stiglitz, Sen y Fitoussi. Al preguntarse por la forma de medir el bien-estar, la Comisión muestra la importancia de evaluar las políticas públicas, nacionales y locales, por su incidencia en la capacidad de pago de los hogares. En los países europeos, el balance entre los impuestos y los subsidios modifica de manera sustantiva la distribución del ingreso. En Austria, el Gini pasa de 0,45 a 0,21. En Bélgica, el cambio también es relevante, y el Gini se reduce de 0,50 a 0,24. En Colombia, el Gini prácticamente no se mueve. Juan Miguel realiza estos ejercicios para Bogotá y muestra que la política fiscal no es progresiva.

La libertad de los miembros del hogar mejora si su capacidad de pago aumenta. La valoración de estos cambios es un instrumento fundamental de la política pública. Y en este campo los aportes de Juan Miguel han sido significativos.

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