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La convergencia regional es una de las cinco estrategias, o transformaciones, propuestas en la versión inicial de las bases del Plan de Desarrollo 2022-2026. La convergencia tiene que ver con dimensiones sociales y económicas. Por un lado, se debe reducir la diferencia en la capacidad de pago de los hogares. Y por el otro, se propende por la inclusión económica.
Desde el punto de vista normativo, hay convergencia si disminuyen las diferencias en las condiciones de vida de los hogares. Más allá de las especificidades económicas de cada una de las regiones, es ideal que se reduzcan las brechas en el ingreso de los hogares. Los indicadores sociales ponen en evidencia la ruptura entre las zonas rurales y las urbanas, y al interior de éstas, entre los barrios y localidades.
La búsqueda de la convergencia social está íntimamente ligada a la integración espacial. La reducción de las distancias físicas, culturales y tecnológicas, es una condición necesaria para que haya acercamiento en la calidad de vida de los hogares.
En el borrador del Plan de Desarrollo se muestra que sin la integración física regional, no es posible reducir las brechas sociales. Bajo la dirección de Carolina Barco, entre 2012 y 2014, Planeación Nacional hizo un estudio sobre el Sistema de Ciudades. Los principios fundantes de esta investigación han sido retomados en el Plan de Desarrollo.
El Sistema muestra que las dinámicas urbanas son muy diferentes en las ciudades, dependiendo de si hacen parte o no de las aglomeraciones. Las que están aglomeradas tienen mejores condiciones de vida que las no aglomeradas. Sin duda, en las ciudades más grandes del país, como Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, las condiciones sociales son mejores que las de las ciudades no aglomeradas. Los flujos de trabajadores, de bienes, de pasajeros, que se presentan entre las ciudades, generan rendimientos crecientes. Las vecindades favorecen los procesos endógenos virtuosos.
Con el fin de estimular los procesos que contribuyen a las dinámicas positivas de las aglomeraciones, se deben diseñar mecanismos que permitan integrar a los municipios pequeños con las ciudades que actúan como polos atractores. En este proceso las vías de comunicación (fluvial, férrea, carreteras, etc.) son un instrumento fundamental.
En el proyecto de presupuesto del Plan de Desarrollo se le da especial relevancia a la convergencia regional. Para este propósito se destinarán, durante los cuatro años, alrededor de $400 billones. Es la estrategia que cuenta con un mayor volumen de recursos.
El Plan de Desarrollo propone indicadores sencillos que permiten ir evaluando los avances que se vayan alcanzando en convergencia. Por ejemplo, el aumento de los kilómetros de vías terciarias, la reducción de los costos logísticos, la disminución de las diferencias en cada una de las dimensiones constitutivas de la pobreza multidimensional, el cierre de las diferencias en el acceso a internet.
La evolución de la convergencia no ha sido motivo de preocupación de la política pública. Y este descuido es una de las explicaciones de la persistencia de las brechas. La reducción de las diferencias es una prioridad del Plan de Desarrollo. Y, por tanto, la política pública tiene que asumir este reto como un asunto central. El Plan propone seguir la evolución de las mediciones de la convergencia de manera regular y sistemática.